jueves, 14 de agosto de 2025

SIN VER Y SIN OIR

En la entrega anterior hablamos de las verdades a medias, pero hoy veremos como una de estas puede también considerarse una mentira. Como quiera que sea, una verdad a medias no puede considerarse confiable en ningún sentido.

Una persona puede llenarse tanto de estas medias verdades, que cuando se encuentra con la verdad completa no está en capacidad de reconocerla. Llega a desarrollar una callosidad espiritual tan grande por así decirlo, que se hace rígida en su pensar.

En su forma de razonar e insensible para que algo sencillo como lo es la verdad, se convierta en algo inalcanzable. El asunto tiene tanto de largo como de ancho y sólo vamos a reflexionar con un claro verso de la Biblia ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?” (Marcos 8:18).

El Señor estuvo durante tres años entrenando muy de cerca a doce hombres; tan de cerca que asombraba la incapacidad de estos para asimilar sus enseñanzas. Y esto precisamente es lo que pasa con la mayoría de la humanidad.

Todo este trabajo del Señor vio sus frutos realizados cuando Él se fue. Se los dijo claramente “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).

Sólo hasta cuando Él los dejó, fue mediante la llegada del Espíritu Santo que empezaron a entender todo ese conocimiento y ejemplo dejado por su maestro. La Iglesia de Cristo nació en Pentecostés cuando el Espíritu de Dios vino a morar en cada uno de ellos.

Esto mismo es lo que pasa con el mundo de hoy; tiene ojos, pero no ven; oídos, pero no oyen, y va a seguir pasando mientras no dispongan sus corazones a la verdad de Dios revelada en la Biblia.

Como decía Martín Lutero en gran reformador, “sólo Biblia”; sólo Palabra es la que necesita el hombre y mujer de hoy. No obstante el enemigo de las almas, el gran filósofo, se ha encargado de tergiversar el mensaje de salvación.

Una amiga cuenta que su gran lucha de joven estudiante, fue encontrarse con la filosofía, que según ella se encargaba de buscarle “pelo negro a gato blanco”. La verdad del Evangelio es muy sencilla y el humanismo la ha desdibujado al punto de que el hombre del mundo tiene ojos y no ve, oídos y no oye.

Usted no está lejos de la condición de los apóstoles antes de Cristo y el asunto lo describe el apóstol Pablo en el libro de Romanos como “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efesios 4:18).

REFLEXIÓN: Un entendimiento encallecido no es el camino para ver o escuchar!

LA REFLEXIÓN ES PARTE DE LA VIDA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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