jueves, 31 de julio de 2025

YA LO SABÍA

Todos o casi todos somos conocedores de algún oficio, arte o similar; habilidades innatas que traemos y que sólo falta descubrir y desarrollar a lo largo de la vida. Destrezas entregadas por Dios a cada y nunca reconocidas como tal.

Para el creyente y durante su crecimiento, hay otra clase de regalo y se trata de los dones espirituales que también son entregados por el Señor en el Espíritu Santo. Estos ya no son las habilidades primarias, sino “capacidades” orientadas a enseñar, servir, predicar o cualquiera y las encontramos en la Biblia.

En tiempos de Jesús como todos lo sabemos, estaban los doctores de la ley, los fariseos, los saduceos como esas ramas sobresalientes que conocían y en teoría practicaban la ley. Hombres que creían saberlo todo sobre su religión, pero que no tuvieron la capacidad de reconocer al Mesías.

Tan absortos estaban en su ídolo por decirlo, la ley, que se olvidaron de practicarla genuinamente, y lo más importante, no pudieron interpretar adecuadamente tanta profecía del Antiguo Testamento en la que se encontraba el Salvador.

Aún en los momentos claves de todo este proceso que duró y en los tres años de ministerio del Señor Jesús, no sabían cómo abordarlo, si recibirlo o rechazarlo realmente, pues las evidencias sólo daban para reconocer a alguien que era más que un profeta.

Pudieron ver a Juan Bautista, lo recibieron y reconocieron como profeta; le otorgaron esa dignidad delante del pueblo, pero que lejos estuvieron de ver al que el mismo Juan predicaba.

Ya en los momento críticos, en los que no sabían cómo deshacerse de Jesús, en los detalles del cómo y cuándo, nos encontramos que él único que sí sabía lo que iba a pasar era el mismo Señor.

Estos habían leído la ley, estudiado las profecías; pero Jesús no sólo las sabía lo que estaba escrito en Isaías 53:12, Salmos 22:16 o en Zacarías 22:12. Él mismo las había escrito como Dios que es Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él” (1 Corintios 8:2,3).

Sabía que lo iban a traicionar, a detener, a torturar y luego a asesinar. Esto como para no entrar en detalles, pero lo cierto es que desde las 30 piezas de plata hasta la forma de morir, la crucifixión, en detalle, todo lo sabía.

Es sólo que los hombres de esos días y aún los de hoy, no tenemos la capacidad de reconocer quien es Él. Un Abraham lo hizo con su prole, pero es triste que luego de más de dos mil años y de conocimiento bíblico, el hombre promedio aun no pueda.

REFLEXIÓN: Sólo la Gracia de Dios ha podido empezar a formar un Iglesia bíblica!

LA REFLEXION ES PARTE DE LA VIDA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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