Por estos días en los que la constante es prolongar o quitar la vida, podemos reflexionar sobre cuál es el propósito real para cada ser humano de parte de Dios. Qué es lo que realmente busca el Señor y cuales son las respuestas del hombre.
Por una parte nos ha dado conocimiento en muchas áreas y para el caso que nos ocupa tiene que ver con la medicina. El tema de la salud se ha comercializado tanto, que para comenzar, el médico ya no es el que ejerce un apostolado de servicio ni obedece a un juramento.
El objetivo es prolongar a toda costa la vida de una persona, pero no en aras de que tenga una calidad de vida aceptable; sino de facturar honorarios, hotelería, anestesia, terapias y todos servicios que se prestan.
No importa cuánto sufra el paciente en el proceso, lo que prima es producir y de forma muy poco ética alimentar las emociones de una familia. Pero ahora veámoslo desde el aspecto que nos debe interesar.
Se trata de un “ir” en contra de la voluntad de Dios “He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive” (Salmos 39:5).
No hacen falta diez años de estudio para entender que Dios es el dueño de la vida, y que la prolonga o la corta al que quiere. Por fortuna existen herramientas legales para esto, pero que no todo el mundo conoce, y que permiten tomar una decisión consciente sobre este punto.
De otra parte vemos como en el mundo entero, se toma la vida de una persona sin ningún tipo de temor. Guerrillas, políticos, mafiosos, delincuentes, empresarios y hasta personas de las que uno nada pensaría, lo hacen sin el más mínimo remordimiento.
Esta situación ha sido objeto de conflictos grandes y chicos en toda la historia. Es así como en 3500 años de historia registrada, solo en unos 280 se habla de paz. Tenga en cuenta amigo lector, que ahora mismo el vecino del apartamento o casa de al lado puede estar maquinando algo en contra suya.
El corazón humano es tan complicado que a estas alturas, vemos familias aún de “creyentes” dando la espalda a la voluntad de Dios.
Niegan su fe por mantenerse en cabeza del ministerio que les fue encargado para administrar. O simplemente dejan a Cristo por la codicia y se van detrás de un político corrupto y así lograr lo que nunca han tenido por vías legales.
Apenas dos ejemplos de lo que ocupa la mente y corazón de la humanidad, pero que muy pronto habrá de dar cuenta. La pobreza no es económica, sino espiritual “Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmos 14:3).
REFLEXIÓN: Situaciones como estas sólo dejan ver lo que realmente somos!
LA REFLEXION ES PARTE DE LA VIDA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTIR PALABRA HACE LA DIFERENCIA!