jueves, 24 de abril de 2025

NO ANTES

Dentro del gran número de promesas de Dios para la humanidad y en especial para su pueblo, nos encontramos que estas aplican en todo tiempo y algunas tanto en tiempos de Cristo como en la actualidad. Hay profecía para el hijo de Dios y para el incrédulo, pero nadie se queda sin la suya.

Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.” (Lucas 2:26). Esta fue la de un hombre consagrado al Señor llamado Simeón; se cumplió como todas y es la misma para usted y para mí.

Obviamente estamos hablando de alguien que conocía de cerca al Señor, que le creía y que por supuesto no andaba por ahí sin esperanza. Su espera había cesado cuando se encontró con el Salvador del mundo.

El hecho de que en ese momento Jesús fuera todavía un bebé, no obstó para que su fe en Él, le salvara. La gente lo conoció años más tarde como adulto en Su ministerio, pero este varón de Dios tuvo el privilegio de distinguirlo y reconocerle sin que pudiera hablar aun.

Si este fue el caso de Simeón, que se encontró con el Salvador siendo un bebé de días, que diremos nosotros que tenemos en la Biblia a un Salvador que murió, resucito y venció el pecado por nosotros.

Él mismo nos habla a través de Su Espíritu; y desde luego ya no hay la excusa de que no lo vi. Que pasé por el parque, vi a una pareja con niño en brazos, pero cómo me iba a imaginar que este pequeño era el Salvador del mundo.

Las palabras “…que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor”, son tan apremiantes como su necesidad y la mía de conocerlo. Era imperativo para Simeón y lo es para nosotros hoy.

Conocerle es requisito para la vida junto a Dios, lo es para la vida eterna y sólo podemos estar listos como Simeón cuando le hayamos reconocido; frente al templo o en el parque; pero en nuestra vida.

La ficha resumen de esta reflexión, habla de que en teoría no podemos abandonar este mundo "antes de” haber aceptado a Cristo como nuestro Salvador. Usted puede salir a la calle sin paraguas, sin su celular; puede irse de viaje sin maleta o sin despedirse de los suyos, pero no sin haber saludado primero a Cristo.

Y decimos que en teoría, porque no hay nada escrito sobre los días que tenemos por delante Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy.” (Salmos 39:4); como lo vimos en reflexión anterior, tal vez usted no despierte mañana en su cama y en su cuarto.

El asunto no es para tomarse a la ligera, sus días ya están contados, el ultimo no va a ser entrado en años o joven, no lo va a determinar un accidente o una vida sedentaria, ya está marcado por Dios. Ya se encontró con Jesús como Simeón?.

REFLEXIÓN: Conocer a Jesús es absolutamente necesario antes de morir!

LA REFLEXIÓN ES PARTE DE LA VIDA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡COMPARTIR PALABRA HACE LA DIFERENCIA!