Desde muy pequeño el ser humano es guiado por los padres en la forma de hacer las cosas; así también sobre lo que se debe y lo que no se debe hacer. Es claro que hay conocimiento previo sobre la mayoría de los pasos en el día a día.
Aunque Jesús hizo énfasis en la inocencia del niño y por eso llama a los adultos a ser como ellos para poder recibir el mensaje de salvación, también advierte sobre la responsabilidad que le acude una vez que es conocedor de la verdad.
Cuando Moisés entregó las tablas de la ley de Dios, hubo por fin una evidencia física y testimonio de Su santidad, y de la conveniencia de ser obedientes. Esta ley entró a regir y aún lo hace en el pueblo judío.
Es claro que todo este legalismo no es el que salva, y que la iglesia de Cristo es objeto de Su Gracia por encima de cualquier normativa. Que el creyente sigue el ejemplo de Cristo y a pesar de su pecado aún presente en él, busca hacerlo voluntaria y no obligatoriamente.
Son dos perspectivas diferentes, aunque ambas orientadas en teoría a agradar a Dios; es sólo bajo la Gracia que se logra y no por las obras. Al día de hoy el mensaje se ha convertido en uno solo: La Gracia.
No obstante, y ese inmerecido regalo, hace una clara advertencia en múltiples ocasiones “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado” (Juan 15:22).
Observamos nuevamente que Dios nos muestra lo que debemos hacer y como lo hemos recalcado en otras oportunidades, la ignorancia no será excusa para ningún caso, así como el conocimiento y pecado consiente, tampoco lo será “…y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:17).
Esto no es sólo retórica, si el Señor Jesús no hubiera venido, estaríamos perdidos y sin esperanza. Seríamos simplemente parte de unos pueblos paganos, adorando a los astros o a un automóvil. Claro que hay muchos que viven en función del automóvil y lo cuidan más que a la esposa.
Este es otro tipo de idolatría dentro de las muchas que se ven hoy y que tiene al mundo absorto en cosas; pero aun así, el mensaje sigue siendo claro para aquellos que tienen un corazón dispuesto.
RELEXIÓN: Si Él no hubiera venido no tendríamos nada, sólo la expectativa de un futuro horrendo!
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- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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