jueves, 31 de julio de 2014

EXHORTAR SIN JUZGAR



“¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29)

Una de las características del ser humano es la crítica, normalmente negativa y no constructiva, que termina por convertirse en juicio. La Biblia es clara en este aspecto, al invitarnos a ver primero la viga en el ojo propio, que la paja en el ajeno.


Desde este púlpito virtual, tratamos de ser cuidadosos con este tema y aunque nos esmeramos para no herir susceptibilidades, tampoco podemos sustraernos de los principios bíblicos que son tan claros y radicales.


Una cosa es no querer caer en juicio, pues es algo que Dios nos manda y otra muy diferente callar frente a tanto despropósito que vemos hoy entre los llamados creyentes. No podemos permanecer pasivos ante estas inconsistencias que la Biblia explica como provenientes de cristianos no genuinos, sino de lobos disfrazados de ovejas. Por sus frutos los conoceréis dice la Palabra y aunque el único que juzgará sabia y rectamente es Dios, es también deber nuestro el exhortar. 


En anteriores reflexiones, hemos comentado la falta de Palabra que hay en los púlpitos de hoy; la forma como brilla por su ausencia la exhortación a la santidad y la abundancia de pañitos de agua tibia con que se mantienen las ofrendas y diezmos de las congregaciones.


Observamos tan poca transformación en los cristianos de hoy, que ellos mismos están siendo la causa del escepticismo del incrédulo. El llamarse cristiano hoy no es sinónimo de confianza o credibilidad, por el contrario es objeto de critica y el único nombre perjudicado en este triste panorama, es el del señor Jesucristo.


Queremos invitarlo a no juzgar tanto y mejor mirar hacia adentro. A levantar con palabra bíblica al que cae y depurar el testimonio propio cada día La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría” (Colosenses 3:16); pero a no admitir bajo ninguna circunstancia, que el nombre de Cristo siga siendo manoseado como  se hace hoy.


A convertirse en un verdadero soldado de Cristo, que defiende sus principios y verdades sobre las interpretaciones amañadas de algunos. Por que así como protegemos la honra de nuestras familias, también tenemos una responsabilidad infinitamente mayor, y es la de no permitir que el “Nombre” que es sobre todo nombre sea pisoteado.

PREGUNTA: Su testimonio pisotea o exalta el nombre de Cristo?


REFLEXIONE Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!