martes, 5 de agosto de 2014

AMBIGÜEDAD



 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” (Éxodo 21:23-25)
La sociedad a lo largo de su historia y en su calidad de naturaleza caída descrita en la Biblia, ha querido siempre minimizar las normas, las leyes y lo más importante, los mandamientos de Dios.

Estos últimos siempre se han caracterizado por su radicalidad e imparcialidad. Se es bueno o malo, se está frio o caliente; pero nunca en las ambigüedades propias del hombre. En un proceso de siglos, el ser humano se ha dedicado a filosofar sobre estos absolutos y de ahí la presencia de tantos vacíos en sus leyes.

Es así como por los llamados tecnicismos en los juicios, podemos ver salir de la cárcel al más desalmado asesino, estafador o violador de niños. Es muy larga la lista de delitos en la sociedad de hoy y aún más larga la de los vacíos jurídicos en sus leyes; pero lo que si marca, es la corrupción que impera de ambos lados de la justicia.

Tremenda responsabilidad ha dado Dios a aquellos que la administran y qué duro será para estos encontrarse con Él, llevando un balance tan pobre de su encomienda. Así como cada día nacen 364.000 personas en promedio en el mundo, también se abre cada día más la brecha entre lo justo y lo injusto.

Cómo pretender administrar una justicia e integral, cuando los que estudian leyes se prestan para acomodarlas de acuerdo a su conveniencia?. El Señor dijo “diente por diente y ojo por ojo” y no dio lugar a tecnicismo alguno con el ánimo de terminar con el mal.

Si somos honestos esta ambigüedad producto de la corrupción en el corazón del hombre, es la causa de todos los males que aquejan al mundo y NO la voluntad de Dios. Nos atrevemos a cuestionarlo y hasta culparlo de lo que ocurre; pero a Adán y Eva se les dio una instrucción “precisa”  que ellos corrompieron con las consecuencias que hoy tenemos.

Cómo volver a esta radicalidad?. Aunque los absolutos mencionados ya no están vigentes para el mundo de hoy y menos para los no judíos por la “Gracia de Dios”, Él ofrece un camino de restauración en Cristo, que nos hace justos delante de Él; pero la justificación ofrecida en el Salvador y al alcance de cualquiera que la busque, no lo habilita para seguir pecando.
PREGUNTA: Qué tan radical se considera usted frente a su entorno?
REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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