Cuando se trata de creer en algo o en alguien, con lo primero que se choca siempre es con el escepticismo. Cuando alguien nos ofrece o vende algo, la mejor y más fácil forma de hacerlo es con una demostración.
En el terreno puramente espiritual, nos encontramos con más creencias que con creyentes legítimos. Solo por mencionarlo y a grosso modo, en la India encontramos ocho grandes religiones y cientos de deidades a las que se les rinde culto.
No sólo en esta tierra, en el resto del mundo y a través de los tiempos se han tenido miles y al día de hoy se cuentan más de cuatro mil. Es de anotar que mientras se desarrollaba el ministerio de Jesús en la tierra, existían creencias milenarias y sumamente arraigadas.
En la actualidad nos encontramos con sectas y religiones tan establecidas, que parecieran ser las llamadas a practicarse. Es más complicado aún, ver como entre religiones autodenominadas cristianas, sus mismos miembros o líderes pertenecen secretamente a logias consideradas satánicas.
El asunto no es fácil, y si esto pasa entre las altas élites de estas religiones, qué se puede esperar de sus seguidores. Al fin y al cabo las multitudes siguen sólo a hombres y no a Dios. Si lo hicieran con conocimiento de causa y en este caso de carácter bíblico, conocerían personalmente a Cristo.
Algunas de estas organizaciones tienen a Cristo como un buen hombre o profeta, pero no como al Dios encarnado, el Hijo de Dios. Lo irónico de todo esto y como ejemplo, se sabe que sólo en los Estados Unidos existe una Biblia en el ochenta y cinco por ciento de los hogares. Si miramos en Latinoamérica es un caso bastante cercano.
Si sólo una persona de cada uno de estos hogares la leyera, las estadísticas sobre los cristianos genuinos serían muy diferentes y por supuesto serían canales de transmisión del mensaje salvador.
Muchos más serían los creyentes y menos las creencias que pululan entre la humanidad robando almas. La Palabra es clara sobre el destino de los que creen y los que no y desde siempre se habló de Cristo en la Biblia como para andar creyendo en otras cosas “Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él” (Juan 5:46).
Innumerables han sido las oportunidades que Dios nos da para acercarnos a Él. Conozco de primera mano a una familia, que lleva más de cincuenta años siendo bombardeada con Palabra y un sólo miembro ha llegado a los pies de Cristo “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
REFLEXIÓN: Si sólo leyéramos la Biblia, las muchas creencias morirían!
REFLEXIONAR EDIFICA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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