De acuerdo al internet y una fuente confiable, “la esclavitud es la posesión de una persona como propiedad,…”. Dentro de las varias etapas de esta triste condición en la humanidad, nos encontramos con que los esclavos eran marcados y transportados en barcos bajo condiciones insalubres e inhumanas.
Esta es de las más recordadas y de hecho, toda la población negra del continente americano desciende de este triste proceso que se inició en África por parte de las potencias colonizadoras de la época.
He tenido el privilegio de vivir y compartir por varios años con afrodescendientes en el Caribe, y tengo un gran aprecio por esta cultura y raza, que entre más sustraídos del mestizaje sean, son más especiales.
Es un evento que se ha presentado en varias culturas y entre estas encontramos a Egipto con el pueblo de Israel; en la India, en China, Grecia, Roma y otras más cercanas, que directamente nos afecta como americanos que somos.
Lo realmente triste de esto y lo comentamos en reflexión anterior, es que ya en tiempos modernos y luego de su abolición, en países que se suponen de trasfondo cristiano como Estados Unidos, todavía se discrimina al negro y no lo han sacado de ese horroroso trasfondo de esclavo.
Pero pasando a la esclavitud que nos ocupa hoy, queremos hablar de una más grave y que acompaña no solo al etiópico o negro, sino que lo hace también con mongólico o amarillo, americano o rojo, caucásico o blanco y malayo o pardo.
Se trata del pecado y una condición que es inherente a cada ser humano “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
Una condición que hoy por hoy reina en más del 90% de la población mundial y estamos hablando de unos 8.200 millones de personas; en este orden de ideas, hay algo así como 7.400 millones de esclavos en el mundo.
La condición caída de pecado en el hombre se revela de muchas e inimaginables formas; religiosamente hablando tenemos la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza; pero vamos al meollo del asunto, donde ésta condición empieza por el solo hecho de no creerle a Dios.
El pecado ha sido circunscrito por la religión a estas formas básicas, pero el asunto tiene que ver con cada área de la personalidad del ser humano. Qué hay de la mentira, la homosexualidad, el asesinato, el adulterio, el chisme, la fornicación y otras muchas formas de pecado que ya simplemente conviven con el hombre de hoy.
Pero Dios nos llama a libertad “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos…” (1 Corintios 7:23). Y de esta forma servir al principio perfecto de un Dios tres veces Santo “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1).
La Biblia habla de ser siervos de Cristo y no esclavos del pecado “…y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” (Romanos 6:18)
REFLEXIÓN. La esclavitud siempre ha existido en el que era comprado y en el que lo compraba!
REFLEXIONAR ES INHERENTE AL SABIO!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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