martes, 29 de julio de 2014

CIFRAS



Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:40-42)

Como creyente y miembro de una comunidad, la tendencia es a pensar que se está en la iglesia ideal; sin embargo encontramos que la imperfección del ser humano y su tendencia al pecado, le hace caer en una serie de vicios que simplemente han migrado de local.


Se constituyen congregaciones que  en algunos casos parten de un llamado genuino, crecen y hasta empiezan a reproducirse. Todo va muy bien cuando se habla de crecer en el llamado para nuevos creyentes, en guiarlos de la muerte a la vida espiritual; pero cuando comenzamos a trabajar en función de la cantidad de “miembros”, el asunto pierde su norte.


El señor Jesús nos comisionó para llamar gente al Camino y así salvar sus almas; pero no habló de llenar simplemente cifras en personas y dinero o edificios suntuosos. El éxito de tal o cual congregación hoy, no se mide en su testimonio y santidad; sino en el número de miembros o sus ingresos.


Para lograr estas metas de hombres y no de Dios, se debe mantener un púlpito que hable lo que le gusta a la gente y la haga sentir cómoda; cuando la prédica debe ser con Biblia en mano y exhortando a una vida santa.


La Palabra nunca será cómoda para el hombre por su condición, la santidad individual ha perdido su sentido y parece que cada uno de estos miembros, piensa que el éxito de la congregación será el que lo lleve al cielo. Uno a uno seremos levantados o no por el señor Jesús en su próximo llamado desde las nubes y no por grupos o denominaciones.


No iremos a la presencia de Dios por la santidad y dedicación de otro, el pastor es un hombre como cualquiera y su responsabilidad también es individual, aunque mayor por su liderazgo. El meollo asunto es creer en Cristo; pero mirando nuestras vidas a la luz de Su ejemplo, de la Biblia y con un compromiso genuino con el Padre; pues nada fuera de esto  es admitido o materia de negociación. 


Es muy importante la iglesia y nuestra participación en la misma como miembros de un cuerpo; pero muchísimo más importante la santidad individual, sin la cual no veremos a Dios.

PREGUNTA: La pregunta es cantidad o calidad?

REFLEXIONE Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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