“Entonces estarán dos en el campo; el uno será
tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la
una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué
hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:40-42)
Como
creyente y miembro de una comunidad, la tendencia es a pensar que se está en la
iglesia ideal; sin embargo encontramos que la imperfección del ser humano y su
tendencia al pecado, le hace caer en una serie de vicios que simplemente han migrado
de local.
Se
constituyen congregaciones que en
algunos casos parten de un llamado genuino, crecen y hasta empiezan a
reproducirse. Todo va muy bien cuando se habla de crecer en el llamado para nuevos
creyentes, en guiarlos de la muerte a la vida espiritual; pero cuando
comenzamos a trabajar en función de la cantidad de “miembros”, el asunto pierde
su norte.
El
señor Jesús nos comisionó para llamar gente al Camino y así salvar sus
almas; pero no habló de llenar simplemente cifras en personas y dinero o
edificios suntuosos. El éxito de tal o cual congregación hoy, no se mide en su
testimonio y santidad; sino en el número de miembros o sus ingresos.
Para
lograr estas metas de hombres y no de Dios, se debe mantener un púlpito que
hable lo que le gusta a la gente y la haga sentir cómoda; cuando la prédica debe ser con Biblia en mano y exhortando a una vida santa.
La
Palabra nunca será cómoda para el hombre por su condición, la
santidad individual ha perdido su sentido y parece que cada uno de estos miembros,
piensa que el éxito de la congregación será el que lo lleve al cielo. Uno a uno
seremos levantados o no por el señor Jesús en su próximo llamado desde las nubes
y no por grupos o denominaciones.
No
iremos a la presencia de Dios por la santidad y dedicación de otro, el pastor
es un hombre como cualquiera y su responsabilidad también es individual, aunque
mayor por su liderazgo. El meollo asunto es creer en Cristo; pero mirando nuestras vidas
a la luz de Su ejemplo, de la Biblia y con un compromiso genuino con el Padre; pues nada
fuera de esto es admitido o materia de negociación.
Es
muy importante la iglesia y nuestra participación en la misma como miembros de
un cuerpo; pero muchísimo más importante la santidad individual, sin la cual no
veremos a Dios.
PREGUNTA:
La pregunta es cantidad o calidad?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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