jueves, 27 de mayo de 2021

CÓMO

 En varias ocasiones hemos hablado de David, como pastor de ovejas, como soldado, como rey, como hombre, esposo o padre. Muchas son las cosas que decir sobre él como ser humano y son las mismas que aplican a usted y a mí.

La complejidad del ser humano se resume en dos etapas, como creyente o como incrédulo. En la primera opción estamos habilitados para erradicar de nosotros todas las cosas que no son agradables a Dios; en la segunda existe una incapacidad total de hacerlo al no contar con Su poder.

La Biblia dice que “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y por otra parte dice el Señor que “…mi poder se perfecciona en tu debilidad”. Vemos claramente que es en Su poder, que se logra cualquier cambio y no en nuestras fuerzas.

Es bueno anotar, que si algo falla en nuestro proceso no es culpa de Dios, sino de nosotros mismos. Falta de disposición, voluntad o ausencia de esos frutos espirituales que Él espera de nosotros.

David no estaba sustraído de estas condiciones y aunque falló repetidamente en varios aspectos, es bueno recordar que es llamado en la Biblia “un hombre conforme al corazón de Dios”.

Tenía sus luchas como nosotros y usted dirá que en esas condiciones cómo pudo haber recibido ese apelativo. No se trata de ser perfectos o impecables en la vida; esto no se va a lograr hasta que seamos transformados.

Solo somos unos pecadores arrepentidos en proceso de transformación y lo hemos dicho antes. El sacrificio de Cristo fue por nuestros pecados pasados, presentes y futuros; pero la diferencia es en dónde están nuestras prioridades.

El nombre de Jehová de los ejércitos fue lo primero para David; la motivación de su vida y su corazón no era otra diferente a la de agradarle. Cayó y gravemente, pero se arrepentía de sus pecados y seguía luchando para asirse del Señor.

Esto no representa una licencia para que nosotros pequemos, Dios conoce los corazones y sólo Él determina la condición específica de cada uno. Sus luchas, capacidad de arrepentimiento y así alcanzará misericordia “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne…” (Gálatas 5:13).

Lo que sí es que implica un refrigerio, para todos los que luchamos en el día a día con nuestra naturaleza. Hemos sido redimidos, pero aún estamos en el proceso de parecernos cada vez más a Jesús.

REFLEXIÓN: Una batalla librada no representa una guerra ganada!

REFLEXIONAR EDIFICA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡COMPARTIR PALABRA HACE LA DIFERENCIA!

Síganos en Twitter:  @ReflexionBi