jueves, 31 de octubre de 2019

EL CONSEJERO


Mucho se tiene que decir sobre el ministerio de la consejería y que bueno que aquellos que lo trabajamos por la Gracia de Dios, lo hiciéramos como Él manda. Suele llevarse más a la confusión que a la claridad de criterio que necesita la persona.
Esta confusión obedece muchas veces a una frustrada profesión de psicología que hay en los consejeros, que acuden más a la experiencia propia o circundante que a la Palabra de Dios.
No es fácil acompañar a las personas y en muchos casos se convierte en una carga complicada de llevar. Tampoco queremos decir que el consejero debe ser una persona pragmática, que se limita a dar formulas y se desentiende del proceso. En esto radica la diferencia entre un psicólogo, un psiquiatra y alguien que aconseja de parte de Dios.
Estos profesionales han sido entrenados, para no ser arte y parte en el proceso; se limitan a transmitir tecnicismos basados en experiencias y a esperar que el paciente saque  adelante su problema, hasta ahí llegan.

El consejero(a) por otra parte, tiene como fin supremo dejar ver a Dios en lo que hace, dice y piensa. Se trata de llevar a la persona a evaluar su problemática espiritual  a la luz de la Biblia y que sea ésta misma, la que muestre el camino a seguir.
El aconsejado debe entender también, que no debe ir de persona en persona buscando orientación para los problemas y que la solución sólo se logra aplicando el consejo de Dios. Alguien decía acertadamente, que el resultado de una casa construida por diferentes manos es algo que queda torcido.
Por último es importante dejar ver que el consejero, es un ser humano susceptible de sufrir los mismos problemas cosa de no hacer sentir al aconsejado un ser pequeño y en proceso de extinción.
Que es tan sólo es un instrumento de Dios y ya sea juegue como consejero o alguien que busca consejo, se busque de manera irreemplazable la voluntad del Señor plasmada en su Palabra “Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder.” (Proverbios 8:14).
Estos parámetros marcan la diferencia entre alguien tratado por el hombre o por Dios mismo.
REFLEXIÓN: Sin la guía bíblica no hay consejo efectivo!
REFLEXIONAR SALVA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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