Cuando uno conversa con cualquier
persona por más de dos minutos, en una visita programada o eventualmente en una
sala de espera, la encontramos siempre en la búsqueda de algo o alguien.
Siempre habrá algo nuevo y a su parecer mejor para su vida, su futuro, su familia
o su negocio.
Pasamos la vida buscando algo y lo complicado del tema es si esa búsqueda
valdrá la pena o no. En una ocasión en que Dios entregó su pueblo a sus
enemigos por su pecado, tuvo misericordia y mostró previamente lo menos malo de
lo que se venía.
Les aconsejaba de la no búsqueda de
posesiones en una tierra que iba a ser destruida; para qué trabajar y luchar
por algo que no vale la pena. Compraría usted un terreno y construiría una casa
en un sitio en el que muy pronto va a pasar una autopista?
Creo
que no y eso mismo es lo que nos viene diciendo Dios en la Biblia por siglos.
Que debemos ser proactivos, construir y soñar sí; pero para una eternidad con
Él. Observe usted lo que dice aquí “Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y
arranco a los que planté, y a toda esta tierra. ¿Y tú buscas para ti grandezas?
No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho
Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares a donde fueres“(Jeremías
45:4,5).
Cuando
uno es advertido sobre un mal que viene, lo indicado es buscar, obedecer y
esperar ese algo nuevo y mucho mejor que se nos ofrece. Desde luego que
mientras esto ocurre no nos podemos quedar quietos y esperar que todo nos caiga
del cielo; pero debemos hacerlo con la perspectiva adecuada.
Recibir
la vida por botín, por ganancia
frente a lo que se venía era suficiente para el pueblo y es lo mismo que nos
advierte hoy. Desafortunadamente la gran mayoría no quiere ver más delante de
su nariz y se remiten a poner su confianza en el hoy.
No
piensan en el mañana eterno que tarde o temprano tendremos que enfrentar; para
nada sobra reflexionar sobre el tema
y empezar a tener en cuenta estas recomendaciones que Dios nos hace con el
mismo amor con que lo hizo para su pueblo. Es un asunto que marcará el futuro
eterno suyo y no sólo los setenta años promedio que vive aquí.
Dios
en su hijo Jesucristo nos da la vida eterna a pesar de nuestro pecado, qué más
queremos?. Esto no se trata “del ahogado el sombrero”; se trata de entablar una
relación seria con Cristo, pero con la orientación adecuada y pensando más allá
del futuro inmediato.
REFLEXIÓN:
Que el presente no lo seduzca más de lo que debe hacerlo la eternidad!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡COMPARTA DE GRACIA, LO
QUE DE GRACIA RECIBE!
Síganos
en Twitter:
@ReflexionBi