martes, 15 de enero de 2019

INOCENTES


Para los que han leído la Biblia en el Antiguo Testamento y conocen los sacrificios ordenados por Dios al pueblo para el perdón de pecados, encontraran que en todos los casos tenían que llenar dos requisitos básicos.

Uno tiene que ver con la perfección de los animales llámense machos cabríos, bueyes, vacas o palomas. Por razones obvias, no tenía presentación llevar un animal defectuoso o enfermo al sacrificio “…para que sea aceptado será sin defecto. …No ofreceréis a Jehová animal con testículos heridos o magullados, rasgados o cortados, ni en vuestra tierra lo ofreceréis” (Levítico 22:21-24).

Era un requisito que de no cumplirse, el sacrificio era rechazado con el correspondiente castigo para el que lo ofreció. Recordamos cómo en la presentación de la ofrendas Caín falló. Su hermano hizo lo adecuado; no nos apartamos que Caín como agricultor, pudo haber presentado lo mejor de su cosecha, pero no era un sacrificio de sangre.

De otra parte es de anotar la inocencia de estos animales y vale la pena resaltar la nobleza de una vaca o una oveja si la comparamos con un león. Animales inofensivos y que siempre han servido de sustento para el hombre.

El camino al sacrifico delante de Dios, empezaba en el altar de bronce donde las víctimas morían por los pecados del pueblo. El camino al Gólgota,  es esa misma ruta al sacrificio  en la cruz de Cristo, por la condición de pecado de la humanidad.

No es siquiera necesario hablar de las virtudes del Cordero en este caso. Cordero con mayúscula como hijo de Dios; hombre perfecto como no ha habido ni lo habrá sobre la tierra. Cristo es el único que podía y puede cumplir con el requisito de la Santidad completa.

De otra parte y como en el caso de las víctimas sacrificiales de antes, la inocencia de Jesús era a toda prueba. No respondió a ninguno de los insultos de que fue objeto durante su vida. Ojalá tuviéramos un triz de esa admirable capacidad de recibir insulto sin responder.

Ese camino lo empezó en la aparente tranquilidad de la última cena “: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados“(Mateo 26:27). Juan el bautista, lo reconoció y lo anunció desde el comienzo “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29).



No se quedó ahí, siguió adelante y lo consumó (Juan 19:30), como la única opción de la humanidad perdida delante del Padre “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” (1Pedro 2:24).

El sacrificio de un inocente por usted y por mí, que verguenza y arrepentimiento debemos sentir cuando ofendemos Su Nombre.

REFLEXIÓN: El único bueno por los malos y para Dios válido!

REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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