Esperar parece ser un término en el
que por sus varias acepciones y en la riqueza de la lengua castellana, no se
usa de la manera adecuada. Para esta ocasión sólo tendremos en cuenta dos de
ellas y tienen que ver directamente con nuestra relación con Dios.
Debemos empezar por la clase de dios tenemos; como la Biblia lo muestra, muchas cosas o personas se pueden
constituir en dios para el ser humano; pero de ahí a tener una relación genuina con el
Dios con mayúscula hay una gran diferencia.
Días atrás tratamos el tema de cuál es
la motivación en una amistad entre dos personas. En una relación
amistosa debe primar el solo deseo de querer compartir con ese
alguien.
El asunto es tan elemental
que no cabe otra motivación diferente a procurar el bienestar del amigo, el
servicio y hasta el sacrificio para
lograr ese propósito. Nunca debe ser la de esperar algo a cambio como
ocurre en el mundo.
El ejemplo perfecto de alguien
procurando el bienestar de no solo una persona, sino de la humanidad entera es
el Señor Jesús. Qué necesidad tenía Él de venir a un sub mundo, que aunque
creado por Él mismo, dista tanto de sus parámetros de vida?
Ninguna, no obstante lo hizo, logró
el propósito de la salvación y sólo falta que usted lo reciba si no lo ha hecho. La tarea fue
lograda plenamente y si usted no quiere ese regalo es problema suyo.
Pero cuando hemos pasado ésta etapa de
creer y aceptar Su amistad y Su salvación, viene algo que nos regresa al origen de ésta reflexión.
Dios nos habilita para tomar decisiones y es aquí cuando usted y yo podemos ubicarnos bien sea, en el grupo de los que esperan algo de Él o de los que simplemente esperan en Él.
Dios nos habilita para tomar decisiones y es aquí cuando usted y yo podemos ubicarnos bien sea, en el grupo de los que esperan algo de Él o de los que simplemente esperan en Él.
Es triste ver cómo un gran segmento de
los llamados creyentes, llegan a un templo motivados por la solución de sus problemas y no buscando ser sus amigos.
Lo más complicado, es que se les
enseña y estimula a tener éste comportamiento; muchos son
entrenados inclusive, para dar esperando recibir multiplicado. Lo que no se enseña con la claridad
bíblica suficiente, es que en Dios sólo de debe “ESPERAR”.
No es fácil; pero el Señor tiene una forma
especial para formar a sus hijos y esperar, es la base de esto. Lo hizo con Pablo y lo hará con usted “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré
más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2
Corintios 12:9)
REFLEXIÓN: Hay una gran diferencia
entre esperar de y esperar en Él!
REFLEXIÓN QUE CAMBIA!
- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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