martes, 22 de enero de 2019

ESPERAR


Esperar parece ser un término en el que por sus varias acepciones y en la riqueza de la lengua castellana, no se usa de la manera adecuada. Para esta ocasión sólo tendremos en cuenta dos de ellas y tienen que ver directamente con nuestra relación con Dios.

Debemos empezar por la clase de dios tenemos; como la Biblia lo muestra, muchas cosas o personas se pueden constituir en dios para el ser humano; pero de ahí a tener una relación genuina con el Dios con mayúscula hay una gran diferencia.

Días atrás tratamos el tema de cuál es la motivación en una amistad entre dos personas. En una relación amistosa debe primar el solo deseo de querer compartir con ese alguien.

El asunto es tan elemental que no cabe otra motivación diferente a procurar el bienestar del amigo, el servicio  y hasta el sacrificio para lograr ese propósito. Nunca debe ser la de esperar algo a cambio como ocurre en el mundo.

El ejemplo perfecto de alguien procurando el bienestar de no solo una persona, sino de la humanidad entera es el Señor Jesús. Qué necesidad tenía Él de venir a un sub mundo, que aunque creado por Él mismo, dista tanto de sus parámetros de vida?

Ninguna, no obstante lo hizo, logró el propósito de la salvación y sólo falta que usted lo reciba si no lo ha hecho. La tarea fue lograda plenamente y si usted no quiere ese regalo es problema suyo. 

Pero cuando hemos pasado ésta etapa de creer y aceptar Su amistad y Su salvación, viene algo que nos regresa al origen de ésta reflexión.
Dios nos habilita para tomar decisiones y es aquí cuando usted y yo podemos ubicarnos bien sea, en el grupo de los que esperan algo de Él o de los que simplemente esperan en Él.

Es triste ver cómo un gran segmento de los llamados creyentes, llegan a un templo motivados por la solución de sus problemas y no buscando ser sus amigos.

Lo más complicado, es que se les enseña y estimula a tener éste comportamiento; muchos son entrenados inclusive, para dar esperando recibir multiplicado. Lo que no se enseña con la claridad bíblica suficiente, es que en Dios sólo de debe “ESPERAR”.


No es fácil; pero el Señor tiene una forma especial para formar a sus hijos y esperar, es la base de esto. Lo hizo con Pablo y lo hará con usted “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9)

REFLEXIÓN: Hay una gran diferencia entre esperar de y esperar en Él!

REFLEXIÓN QUE  CAMBIA!

- BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡COMPARTA DE GRACIA, LO QUE DE GRACIA RECIBE!

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