martes, 1 de marzo de 2016

ÉXITO O BENDICIÓN



No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19.21)

Cada vez que ofrecemos un saludo cualquiera que sea, pensamos cuáles serán las palabras adecuadas y marquen la vida del objeto de éste saludo. Hace unos días nos encontramos con el de nuevo año y muchos piensan que desear éxito en el nuevo año, es lo que necesita ese amigo o familiar.

No obstante existe una gran diferencia entre el éxito y la  bendición. El éxito del mundo está enmarcado en factores económicos o intelectuales, la bendición proviene de Dios e implica todas las facetas del ser humano.

Es por esto que si tuviéramos la oportunidad de escoger entre dar un millón de dólares y unos cuantos versos de la Biblia, lo indicado sería lo segundo. No hay nada que se equipare al conocimiento de la palabra de Dios; el dinero puede dar un bienestar momentáneo; pero la Palabra dará uno eterno.

Tal vez con este dinero se compren cosas y se adquiera conocimiento en el mejor de los casos; pero con esto sólo se está atesorando desgracia. La Palabra abre la puerta a las bendiciones de Dios que incluyen no sólo la provisión necesaria para éste mundo, sino la vida eterna en Cristo.

El plan de Dios es proveer al hombre de un lugar en Su familia y hacerle ver que la vida en este mundo y en esta carne, es de carácter pasajero. Que nuestro paso por esta tierra y por este cuerpo no pasa de ser un tiempo destinado, para descubrir esta verdad tan definitiva.

El éxito revierte en un paulatino  alejamiento de Dios y sus verdades; el hombre atesora todo lo que puede, como si su funeral incluyera una mudanza.

El verso de hoy en muy claro y deja ver a aquellos que “sólo tienen cosas”

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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