miércoles, 17 de febrero de 2016

MEJOR CALLAR



“Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría.” (Job 13:5)

Frente a una calamidad el Señor nos invita a acompañar a los que sufren; pero cuál es la forma indicada de hacerlo. Muchos comparten experiencias propias o ajenas en las que se pretende conmover al oyente, otros hablan de pruebas y el estoicismo que hay que desarrollar frente a ellas.

En el mejor de los casos alguien habla de Dios y el plan que siempre tiene a través de éstas para acercar al que está lejos o formar al que ha creído. Esto es cierto y perfectamente bíblico; pero cómo pretender que alguien en angustia entienda esto?

Así como es complicado esperar que un hambriento entienda de la importancia de la nutrición, de la misma forma una persona en intenso dolor o angustia no puede dimensionar los propósitos de Dios.

Un ejemplo claro es el de Job; éste era un hombre piadoso y con temor de Dios que lo perdió todo. Posesiones, hijos y hasta su salud; sin embargo ahí estuvo firme y esperando en quien lo da todo y también quita.

La posición de su esposa no fue la mejor, pues lo retó a renegar de Dios y morirse, así como tampoco la de sus amigos, que llegaron a recriminarlo por el posible pecado causante de su desgracia.

Muchas veces me pregunto, qué decir a alguien que ha perdido un ser querido en circunstancias que parecen absurdas. Buenas, cómo está, lo siento, reciba nuestro pesar; pero todas estas frases no pasan de ser huecas muletas sin consuelo.

Frente a todo esto lo indicado es callar, escuchar y si es el caso un abrazo que transmita solidaridad, compañía y el amor de Dios. No es fácil y muchas veces preferimos evitar estas situaciones; pero a qué nos llama Dios?

Dejemos ver al Dios que todo lo puede con un simple: “Aquí estoy”

PREGUNTA: Que hace o dice usted?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!