“Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al
hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre“(Mateo 15:19,20)
Este término está básicamente asociado
al deambular de manera física. Los vagos son los que pierden el tiempo y los
recursos de alguna manera o pasan la vida sin un destino; pero hay otras formas
de hacerlo y hoy hablaremos de la más perjudicial.
Se puede vagar en recuerdos
normalmente agradables para la persona; pero cuando se hace en asuntos
intangibles y sólo reconocidos en la memoria, se puede llegar a instancias
inimaginables. Esto es lo que ocurre cuando damos rienda suelta a un caminar
por lo que está depositado en el corazón.
Bien sabido es por la Biblia lo que
habita en el corazón y podemos pecar delante de Dios sin mover un solo músculo.
No tenemos que salir de la casa o siquiera de la habitación para introducirnos
en una serie de actividades de carácter pecaminoso que no tienen límite.
Todo lo vivido en el pasado bueno o
malo ha sido depositado en una especie de disco duro que en este caso se llama concupiscencia
y de esto echa mano el corazón para ejecutar las más elaboradas formas de
pecado“…la concupiscencia,
después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da
a luz la muerte” (Santiago 1:15).
Es por esto que hoy queremos alertarlo
sobre el cuidado que debe tener al vagar no sólo por las calles, sino por los
pensamientos impuros y que pueden constituirse en una forma de pecado oculta e imperceptible
para nuestro entorno familiar; pero no para Dios.
PREGUNTA: Qué tan ocupado esta usted
en su corazón?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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