“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes
contra las asechanzas del
diablo” (Efesios 6:11)
Muchas
ciudades del mundo están construidas sobre terrenos no hábiles para este
propósito. Ciudad de Méjico está sobre lo que era una laguna y muy próxima al
Popocatépetl, un peligroso y dormido volcán. La ciudad de Bogotá está dispuesta
sobre un gran terreno plano que pertenece a un humedal y gran parte de Holanda,
es tierra robada al mar del norte.
En estos y muchos casos, la naturaleza
retoma posesión de lo que nunca ha dejado de ser suyo. El Popo como le dicen en
Méjico, ha hecho algunas breves erupciones y tuvo que ver con el gran terremoto
de los ochentas. Hace un par de años en una temporada de fuertes lluvias en
Colombia, la capital se vio inundada en gran parte y precisamente por esto.
Así como la naturaleza reclama lo que
le pertenece, Satanás hace lo propio con aquellos que lo han dejado. Los que
hemos llegado al camino, pensamos que sólo tenemos la mente de Cristo y nada
más lejano de la realidad.
Es importante recordar que nacimos en
pecado, muertos espiritualmente y bajo el poder del enemigo; que Dios en su
misericordia nos ha dado la salvación y la vida en Cristo y que estas dos
naturalezas están en confrontación permanentemente.
De hay la importancia de ser
revestidos con la armadura de Dios como lo describe el verso de hoy. El
cristiano es proclive al pecado, su tendencia es a pecar antes que a obedecer,
a hacer lo malo antes que lo bueno.
Por esto vemos al creyente en
comportamientos inadecuados y siendo permisivo con el pecado. Llamando a lo
malo bueno o a lo dudoso permisible; no obstante y esa condición, es deber del
verdadero hijo de Dios hacer un pare radical y ver, en lo que para su
naturaleza sería normal.
Negociar con el pecado de un hijo que
decide irse a vivir con la novia en fornicación o con una pareja del mismo sexo
no es una opción. Es algo que le descalifica delante de Dios para su salvación “¿No
sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los
fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados…..” (1 Corintios 6:9), y que los padres tienen la obligación de
confrontar.
Como creyentes debemos ir al tribunal
de Cristo, esto no es parte de un tour por el más allá y tendremos que dar
cuenta de nuestra gestión en la tierra con los que nos rodean, y por los
talentos depositados en nosotros y mal empleados.
PREGUNTA: Vive usted en un humedal o
en tierra firme?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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