martes, 11 de agosto de 2015

ENTRE ADAN Y PABLO



Miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24)

El mensaje de hoy tiene que ver con la condición del hombre frente a Dios. Se trata de una persona con la posibilidad de encarar con honestidad su condición de pecado y es ahí, donde el Señor tiene la oportunidad de medirlo.

Aunque es odioso comparar, muchas veces debemos ver en los paralelos una forma de enriquecernos y más cuando es para edificación. Si analizamos los versos del día, encontramos una clara definición de la personalidad de dos hombres.

En el primero de los textos: “Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (Génesis 3:12), vemos una clara falta de carácter al no asumir algo en lo que era totalmente responsable.

La respuesta de Adán no podía esperar nada diferente de lo recibido de parte de Dios y ser despojado de todo aquello que se le encomendó como la pieza principal de la creación.

Algo muy diferente encontramos con Pablo: “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol” (1Corintios 15:9); que siendo un judío, fariseo, ciudadano romano, erudito en la ley y con todos las credenciales de un hombre prestante de la época, se humilla y se considera como el más pequeño delante de Dios.

El verso de encabezamiento lo dice todo, y es esta la posición que debemos asumir los creyentes frente a la Gracia infinita de la que hemos sido objeto. Recibimos un perdón absolutamente inmerecido por todo nuestro pecado y todas las prebendas de un hijo de Dios.

Del incrédulo no podemos esperar nada; pero es un llamado para reconsiderar de qué lado quiere estar usted; en la posición de Adán o en la de Pablo. Adán como dijimos quedó despojado de todo y a Pablo se le entregó la posición más alta dentro de los apóstoles de Jesucristo.

PREGUNTA: Quiere usted asumir su responsabilidad delante de Dios?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!