jueves, 30 de julio de 2015

PERFECTO



Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1)

Si analizamos el comportamiento del creyente, nos encontramos con una serie de detalles que aún no demuestran la transformación que Dios espera. El apóstol Pablo hizo una petición reiterada para que Dios le quitara algo de su vida (2 Corintios 12:17), no obstante es de resaltar que Dios no lo hizo para que se mantuviera dependiendo de Él.

Conocedor de nuestra condición de caídos, Dios como lo relata el verso de hoy dio la instrucción a Abraham de andar y ser perfecto. La perfección en los parámetros del hombre, se define como un cúmulo de detalles inobjetables; pero lo que sí quiso decir Dios, fue que su vida y pensamiento fueran “sinceros”.

Sinceridad no sólo de palabra, sino en lo que habita en el corazón que es lo más importante. En otras oportunidades hemos tocado el tema y vemos como el que usted o yo digamos “si”, no implica siempre que estemos de acuerdo.

La Biblia describe una historia en la que un padre da una instrucción a sus dos hijos, uno se rehúsa de plano y el otro acepta en apariencia; pero el resultado es que el que en principio la rechazó terminó cumpliéndola y el que dijo si no lo hizo.

La perfección que Dios requiere de Abraham y de nosotros, tiene que ver con un asunto de honestidad y de integridad en nuestro carácter por encima de un resultado con buena apariencia.

Es importante evaluar como siempre cuáles son nuestras motivaciones, desde los asuntos más triviales y así ser aceptos en los importantes para Dios; pero para esto debemos depender de Él ya que nada hacemos con lograr una tesis laureada si seguimos hablando mal del que está al lado.

PREGUNTA: Con qué nivel de exigencia desarrolla su pensamiento y vida en el día a día?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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