martes, 28 de julio de 2015

ESPONJAS



“Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes” (Deuteronomio 11:19)

Entre otras acepciones, llamamos esponjas a una especie de animales marinos o a fragmentos de un material que sirve para absorber líquidos. Estas son dos acepciones que no nos interesan, pues hoy queremos referirnos a la capacidad de recepción de los niños y la importancia de aprovecharla en el proceso de aprendizaje.

La Biblia nos habla de cómo Dios desde la antigüedad, ordena a su pueblo instruir a las nuevas generaciones sobre quién es Él, a dejar mojones que les recuerden Sus prodigios en la tarea de protegerlos o simplemente llevar en el día a día el conocimiento de la ley.

El tema que nos ocupa es vital para la supervivencia del hombre no sólo a nivel terrenal, sino espiritual y se proyecta hasta la eternidad. Sólo las enseñanzas transmitidas de generación en generación hace que en un pueblo permanezca cerca o alejado de Dios y más cuando de esto depende la bendición o la maldición.

En el caso personal con mi esposa, nuestro hijo fue entregado en oración a Dios  desde antes de ser concebido, durante el embarazo lo vinculamos al devocional y fue así como escuchó Palabra cada noche antes de nacer. De niño escuchó rondas infantiles e historias cristianas y aunque conoce todas las comerciales de su tiempo como Toy Story o Dinosaurio; las que realmente lo impactaron para su presente cerca del Señor, fueron las bíblicas como Jonás, David o Daniel.

Hace una gran diferencia ministrar a los niños desde su tierna infancia con los asuntos de Dios; pero los adultos subestimamos sus capacidades y los entregamos a la televisión. Ellos son como las esponjas que mencionamos al principio, que absorben tanto lo bueno como lo malo y de esto dependerá un día su decisión o no por Cristo como su salvador.

Es importante recordar que la primera responsabilidad como padres, es guiar a nuestros hijos espiritualmente; no se puede dejar de lado la provisión y el cuidado; pero nada nos hará más responsables delante de Dios que haberles enseñado o no quién es Él.

PREGUNTA: Con qué ha permeado usted sus esponjas, con Dios o con el mundo?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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