“Pero Jehová había dicho
a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela,
y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1)
En una generación escéptica y apartada de lo bueno, es necesario llegar con testimonios,
pruebas y otros para lograr credibilidad.
Cuando Cristóbal Colón inició
su expedición buscando nuevas tierras,
el mundo de entonces creía que éste planeta era plano y no esférico.
Era un viaje loco, liderado por un
soñador, auspiciado por unos soberanos codiciosos y una tripulación considerada la escoria de la sociedad. Poco o nada importaba si estos
personajes regresaban o no; pero cuando lo hicieron, sólo creyeron hasta recibir muestras de las riquezas halladas.
Es de esperarse que frente a una
prueba indubitable no haya opción diferente a creer; pero cuando pensamos en
Abraham el patriarca del pueblo judío, el asunto es diferente.
Usted o yo como creyentes podemos vivir
una fe soportada en evidencias, relatos, historia y la misma Biblia; pero éste
hombre sólo tuvo que escuchar la voz de Dios para creer.
En ninguna parte de la Palabra
encontramos que el Señor le haya dado señales previas como en el caso de Moisés en la
zarza. Dios simplemente le dijo: sal de ésta tierra... ó mira el firmamento
por que así será tu descendencia (Génesis 15:5).
No tenía libros que mencionaran a ese Dios que le hablaba, internet o prensa para
llenarse de información que avalara el paso que iba a dar; simplemente creyó y actuó!.
Éste es un verdadero creyente y por eso es
llamado el “padre de la fe”; y si ésto hizo Abraham, qué podrá decir la
historia de usted o yo?. Son muchas las evidencias que tenemos como para no
creer.
Tal vez usted haya creído, pero qué
hay de los que no creen y el futuro eterno que les espera?. El asunto no tiene
que ir tan lejos; el hombre prefiere creer en cosas absurdas y que se oponen a leyes
básicas de la naturaleza como la evolución; pero no puede creerle al Hacedor de
la vida.
Dios espera pacientemente por esos muchos
que aún no creen o no quieren entender Su plan en Cristo; pero esto no va a ser
para siempre.
Algunos planean inclusive para tres o más generaciones, pero la verdad es que el Señor tiene sus tiempos ya determinados y el fin de éstos puede ser hoy.
PREGUNTA: Tiene usted una fe
como la de Abraham?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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