“Y el hombre respondió: La mujer que me diste
por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la
mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y
comí “(Génesis
3:12-13)
Siempre en la vida del ser humano la
excusa ha sido una constante y qué difícil es encontrar a alguien que acepte su
responsabilidad sin peros. Desde la primera pareja encontramos un hombre y una
mujer que no estuvieron dispuestos a aceptar la suya y acercarse a Dios.
Si encontramos con un choque vehicular
en la calle, lo más probable es que ninguno de los conductores esté dispuesto a
admitir su equivocación y menos a resarcir el daño. Prefieren dejar empapelados
los carros en un proceso dispendioso o entregar el problema a los seguros antes
que ceder.
En uno de los infaltables roces de
pareja en el matrimonio frente a algún asunto, por lo general ambos
quieren tener la razón y no existe esa voluntad de conciliación, respecto y
cuidado que la pareja debe tener entre si.
“La mujer que me diste me dio de
comer….” dijo el hombre, “la serpiente me engañó” aseguró la mujer; pero
ninguno tomó la iniciativa de arrepentimiento frente a la falta. Si la
respuesta hubiera sido de aceptación, otro gallo cantaría y la tierra no habría
sido maldecida.
Este es un ejemplo claro de lo que no
debe hacer el hombre, y se sigue repitiendo en un círculo vicioso que lleva a la
humanidad al desastre. Pecado, no arrepentimiento y alejamiento sigue siendo el
ciclo.
Siempre una excusa y nada de aceptar
la necesidad de perdón y restitución al camino. En el hombre contemporáneo se
advierte la misma conducta y cuidado se le llama “pecador”. Prefiere el castigo
a la humillación que implica arrepentirse y el orgullo sigue siendo el
protagonista.
PREGUNTA: Acepta usted su
culpabilidad?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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