martes, 14 de abril de 2015

VOLVER AL CURSO



“Porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo” (Romanos 5:15)

Dentro de todo lo que se ha escrito sobre el famoso hundimiento del Titanic, algunas cosas suenan coherentes y otras no. Entre otras se dice que si el capitán hubiera ordenado alterar ligeramente el curso para luego regresar a las condiciones originales; nada de esto hubiera ocurrido, no hubiera implicado mucho tiempo de diferencia y tal vez este barco sería un museo hoy en algún puerto inglés.

Esta es una de esas tragedias que han marcado a la humanidad y de las que se ha hecho eco en libros y películas; pero existe una que ha hecho la gran diferencia entre la bendición y la maldición de la misma humanidad.

Esta no se remite a unos miles de personas perdidas en el siglo diecinueve, esta habla de toda la humanidad y de todos los tiempos. En la caída de Adán y Eva, se dejó el curso que Dios tenía determinado para el género humano.

Abandonar el plan de Dios hizo que todos cayéramos y que hoy vivamos como lo hacemos.

Si para el Titanic variar su curso hubiera salvado unos miles de vidas, para la raza humana hacerlo ha propiciado la muerte de todos los hombres. Alterar el rumbo en un caso era salvación; pero en el otro ha sido su mayor desgracia.

Cuando Dios puso al hombre en el huerto para sojuzgar Su creación, le dio todas las herramientas propias de un Creador para hacerlo. Este era un huerto que comprendía toda la tierra de Irak e Irán hoy y era entendible que un hombre normal no pudiera hacerlo producir solo.

En las facultades otorgadas por Dios, tal vez Adán le decía al árbol de mango produce y éste lo hacia. Recordemos que el hombre fue creado a la imagen de Dios y por lo tanto tenía algo del poder de su Hacedor.

Este curso ha sido alterado por un hombre y otro hombre nos puede hacer volver al camino. Este es el meollo del plan de Dios en Su hijo hecho hombre y sólo de esta manera se puede lograr.

En la vida del hombre hay muchos témpanos de hielo que superar; pero cuando se cree en el Hijo de Dios se retoma ese rumbo que nunca se debió abandonar.

PREGUNTA: Ya ha regresado usted al curso?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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