jueves, 30 de abril de 2015

ELOCUENCIA



Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.” (2 Timoteo 2:16)

En el mundo y entre oradores, conferencistas y maestros de diversas líneas, se habla mucho de la elocuencia. Cómo llegar a un auditorio y persuadirlo, es el reto de muchos que devengan su sustento de esta clase de trabajo.

Otra cosa es hablar de algo parecido a la elocuencia, en lo que podemos llamar el arte de transformar vidas. Hablamos de un arte del que el protagonista y gestor es el mismo Dios y que ha dado por tarea a la iglesia para así sacar adelante la “gran comisión” (Mateo 28:16-20).

Este es un encargo entregado a Sus hijos, pero en el que más que habilidad para hablar, hay que depender de Él mismo. Es algo de lo que hablamos meses atrás que se llama denuedo; pero con un ingrediente que transforma más que mil palabras: “Vida”

Entre menos se habla más se dice y es así como un buen testimonio transforma vidas. El mismo señor Jesús decía más con su silencio y acciones que con palabras; y no importa cuánto tiempo nos tome, la fidelidad de Dios frente a una forma recta de vida siempre dará resultado.

Desafortunadamente hoy encontramos a muchos que predican los principios de Dios, pero con una serie de inconsistencias en sus vidas, que en vez de acercar personas al Camino las alejan. Al interior de la iglesia, el liderazgo y en los religiosos vemos tristes vidas que destruyen más vidas.

Podríamos hablar de que el número de personas que se pierden en el mundo por un mal testimonio supera a los escépticos, y damos este nombre a aquellos que nunca han escuchado de la Palabra y simplemente se resisten a ella.

Es tiempo de vivir más y hablar menos, de presentar a los que nos rodean lo que hace diferente al cristiano. No sólo atreverse a tomar el nombre de Cristo con liviandad llamándose cristiano; sino a guardarlo con una vida que muestre transformación.

Es cierto que Dios va a tener a la humanidad frente a un juicio; pero también es cierto que los creyentes sólo estarán en el tribunal de Cristo. Allí sabremos si con nuestra vida fuimos instrumentos de salvación como genuinos hijos de Dios, o de perdición como hijos del enemigo.

PREGUNTA: Usted salva o destruye vidas con su testimonio?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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