“Y le vino una voz: Levántate,
Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o
inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió,
no lo llames tú común.” (Hechos 10:13-15)
En tiempos del señor Jesús existían unas
marcadas diferencias sociales, no sólo hablamos de la distancia entre judíos y
gentiles; sino entre romanos, sirios, griegos y otros que hacen que veamos lo
que hoy conocemos como discriminación, parezca un simple desaire.
Tan marcado era el asunto que cuando
Dios llamó a Pedro para llevar el mensaje de salvación a los no judíos, este le
respondió con el verso del encabezamiento. La respuesta del Señor fue tajante
en cuanto a lo que debía hacer en el futuro si quería ser parte de Su plan.
Todo lo que no fuera judío y dentro de
la ley era considerado indigno y esta tradición hacía que se rechazara a
samaritanos, moabitas, heteos, jebuseos, etc. Era tan marcada la diferencia que
los religiosos criticaron reiteradamente la forma abierta como Jesús se sentó a
conversar con una mujer y samaritana, a defender a una prostituta o cuando se
alojó en casa de Zaqueo el cobrador de impuestos.
No obstante Pedro y a pesar de la instrucción recibida por el
mismo Dios, seguía tratando de llevar a los gentiles a la ley antes que a
Jesús. Por esto también Pablo tuvo que llamarle la atención en (Gálatas 2:14). Pedro pretendía que los que se
convertían a Cristo asumieran ritos como el de la circuncisión en la carne,
cuando la verdadera circuncisión debe ser en el corazón.
Hoy y luego de más de dos mil años
seguimos discriminando a las personas. Ya sea por su condición social, credo, color,
origen o similar. Simplemente no hemos entendido el mensaje de Dios en Su
palabra.
En los Estados Unidos, país levantado
con bases bíblicas y de donde han salido miles de misioneros a compartir el
Evangelio, seguimos viendo esa latente bomba que tarde o temprano habrá de
estallar, la diferencia entre blancos y negros. No se concibe cómo hoy a pesar
de tener un presidente de color, se mantengan estos estereotipos que marcan,
dividen y destruyen una nación.
El mensaje es claro para usted apreciado
amigo y pretende invitarlo a ver a su alrededor. Cómo ve y trata a sus
semejantes en la diferencia que los separa, será que no puede sentir algo de la
compasión que Dios a tenido para usted a pesar de lo que es, y entender que
todos fuimos creados a Su semejanza?
PREGUNTA: Seguiremos siendo como
Pedro?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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