martes, 21 de octubre de 2014

CUÁNTO TIENES….



Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.” (Eclesiastés 6:1,2)

Cuánto tienes cuánto vales, es la medida para la gente del mundo. Tanto hombres como mujeres, se desgastan en una constante carrera por obtener o ascender y no importa si hay que vender los principios, el cuerpo o el alma, hay que lograrlo. 


Independiente del área que se mire,  crecer en lo económico, en lo social, en apariencia externa o en títulos; pero siempre en esa constante búsqueda de algo más.

Nadie experimenta contentamiento o gratitud con lo que tiene hoy; siempre habrá otro empleo para  mejorar los ingresos y lograr “eso” que tiene el vecino o el amigo; para mejorar el barrio, el carro o adquirir la acción del club.


La tabla que Dios emplea para medir al ser humano está basada en otros parámetros; Él no mira lo externo, sino el corazón. Hablamos de algo diametralmente opuesto, pues mientras el mundo busca ostentación y orgullo, el Señor espera humildad y contentamiento.


Esta humildad no tiene nada que ver con la pobreza, pues hay hombres con muchas posesiones y un corazón humilde, así como hay pobres más orgullosos que un rey. El verdadero valor de una persona se mide con el lente de Dios y no con el de los hombres, que ya no poseen cosas; sino que son poseídos por las mismas.


Que importante será cambiar de perspectiva y calibrar nuestro lente para mirar las cosas como Dios las ve. Cuando no se ostenta, se tiene una valiosa oportunidad para mostrar lo que realmente somos y entender que el primero será el último y el último primero.
Los que hoy no lucen, serán los que den luz con Cristo mañana.


PREGUNTA: Es usted el primero y el que más tiene?


REFLEXIONE Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


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