martes, 23 de septiembre de 2014

MAYOR ES SU VICTORIA



“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4)

La frase del título no es propia, me la escribió una especial mujer a la que tuve el privilegio de compartirle  de Cristo cuando era apenas una niña. No sé dónde la habrá leído, lo cierto es que me la compartió días atrás en una charla a través del chat,  en la que comentábamos sobre los planes de Dios para nosotros.


El Señor no es alguien que se conforma con lo fácil, con una simple línea recta entre dos puntos o con un soplo y tristemente parece ser esta la norma de comportamiento en la sociedad de hoy. Lograr el estudio, el trabajo, las posesiones, el dinero y otras cosas tan fácil como sea posible.


Esto lo podemos afirmar con profunda alegría, aquellos que hoy y luego de largo tiempo, hemos descubierto que Dios se tomó un trabajo muy especial para salvarnos.

No importa el tiempo, las distancias o las pérdidas que tuvimos que afrontar para llegar a lo que hoy somos; lo importante es que: “entre mayor es la prueba, mayor es Su victoria”.


Perderlo todo para mi un día incluyendo a mis padres, la hizo reflexionar sobre la importancia de poner a Dios en el primer lugar. Si el Señor no se hubiera tomado el trabajo de remover todos estos ídolos, tal vez yo no sería salvo y creo que tener hoy la vida física y espiritual,  es un privilegio inmerecido para un pecador como yo.


Tal vez por esto Dios alejó a mi papá de mi vida dijo ella. Él era mi héroe, lo que más amaba; pero hoy al ver el ejemplo que el Señor me muestra en ti y conocer de Cristo, encuentro que Sus planes no son los nuestros.


Sin vacilar le dije que confiara en el plan de Dios para ella, pues Él puede volverlo a su lado si está en Su voluntad. Cuando nuestras prioridades están en el orden adecuado, Dios obra y este maravilloso Padre que tenemos, nos brinda la certeza de que nada es imposible para Él. Por largo que sea el viaje cronológica o geográficamente hablando,  siempre llega.


Aún conservo un papelito de ella en letra infantil que dice: “Yo amo al Señor”; hoy veo a una mujer que ora fervientemente para que su esposo, hijos y el resto de los suyos conozcan de Cristo como ella hizo después de más de veinte años “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”(1 Corintios 15:55).


Dios te bendiga querida sobrina!

PREGUNTA: Que tan largo ha sido su viaje a Cristo?

REFLEXIONE Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!