“La palabra de Dios es
viva y eficaz, y más cortante que toda espada
de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu,…y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12)
Por
estos días se registró en una ciudad colombiana, el primer implante de un
corazón enteramente mecánico. La paciente de unos 50 años, fue objeto de un
tratamiento que la llevo a reemplazar su corazón original por un componente
artificial.
Se
trata de una pequeña turbina que bombea la sangre y funciona mediante baterías
que el paciente porta y controla desde una pequeña consola ubicada en un
maletín en su cintura. Gracias a Dios por el conocimiento que da a la humanidad
y en este caso a los médicos, pues los hace instrumentos suyos para ayudar al
hombre.
Aunque
esto implica unas condiciones especiales en su calidad de vida y no va a
reemplazar totalmente el corazón original; se plantea como un experimento que
podría ser una solución para muchos enfermos en el mundo.
Lo
que sí llama la atención, es que la mujer dio una entrevista en la que estaba
visiblemente emocionada y si ya no tiene un corazón sino un mecanismo
eléctrico, no debería experimentar sentimientos de ninguna clase. Es aquí donde
confirmamos la posibilidad bíblica, de que lo que conocemos como corazón y al
que le atribuimos el dolor o la alegría, no es el centro de nuestras emociones;
sino un músculo que bombea sangre.
Encontramos
que el corazón al que se refiere la Biblia, está ubicado en un lugar diferente
y es de allí donde provienen no solo cosas buenas; sino toda la maldad de la
que el hombre es capaz “Mas el que
escudriña los corazones sabe
cuál es la intención del Espíritu…..” (Romanos 8:27).
Es
otro el centro del pensamiento, la decisión, el razonamiento o cualquiera de
las funciones de un ser racional que Dios nos ha dado “Pero
lo que sale de la boca, del corazón sale” (Mateo 15:18). Es
en nuestra mente asociada con el alma, donde experimentamos alegría o tristeza,
asunto imposible para un músculo o de lo contrario esta señora no manifestaría su
alegría por su nueva condición de vida.
Esta
reflexión nos lleva a confirmar, una
más de las muchas cosas simples y la vez complejas de la creación de Dios
consignadas en la Biblia y que nos resistimos a creer. Si no le creemos a Dios
en asuntos tan cercanos y palpables, como hemos de creer otros más complejos?
PREGUNTA:
Puede usted afirmar en qué episodios le duele el corazón?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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