“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente
con Cristo (por gracia sois salvos),……. Porque por gracia sois salvos por medio
de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe” (Efesios 2:4-9)
Vale
la pena hacer un paralelo entre lo que éramos en el mundo y lo que hemos venido a ser por la Gracia de
Dios. Son tantos los privilegios obtenidos y de manera gratuita, que es bueno
enumerarlos y valorar lo que no merecíamos.
La Biblia
nos muestra nuestra carencia de: Vida – Ciudadanía – Nacionalidad – Promesas –
Esperanza – Dios – Conocimiento - Salvador – Espíritu Santo – Credo – Familia –
Creador – Cristo – Mediador – Ley – Perdón – Padre – Futuro – Sanidad – Paz –
Expectativa y otras muchas.
Estas
y otras que están sustentadas con la Palabra, pero aún el mundo se niega a
aceptarlas. Cuando el hombre natural se resiste a aceptar su condición y sus
falencias delante de Dios, está rechazando algo que no le cuesta. Todo en el
mundo se tiene que comprar, el agua, la ropa, la comida, el estudio; sin
embargo no quiere bajar la cabeza en su orgullo y sobre todo el corazón para
recibir lo que en resumidas va a hacer la diferencia en su futuro eterno.
Por
el contrario es portador de: orgullo – soberbia – ignorancia – pecado – perdición
– enfermedad – tristeza – desesperanza – muerte - zozobra y otras
tantas que no le dan, ni le darán paz. Tal vez tranquilidad momentánea; pero
nunca la paz de Dios (Efesios 4:7).
Para
no ir tan lejos, la verdadera paz es un elemento que no podemos recibir sino de
Dios. Todo el planeta y en diferentes ámbitos habla de paz; pero la Biblia dice
que no habrá paz en este mundo. Aparente tranquilidad en muchas instancias; pero
esa paz que sobrepasa todo entendimiento, sólo la da Dios.
Como
verá querido lector, hoy sólo queremos llevarle a enumerar esas
pequeñas-grandes diferencias que existen en aquel que ha llegado a los pies de
Cristo; a reconocerlas, valorarlas, agradecerlas, disfrutarlas, explotarlas,
dimensionarlas, vivirlas y sobre todo a compartirlas.
PREGUNTA:
A cuántos de su entorno les ha compartido de esta paz?
REFLEXIONE Y DECIDA!
-
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!