“…sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos
8:28)
El
hombre natural viene dotado de habilidades específicas al nacer; como la música
o la pintura y otros se forman en medicina, ingeniería y otras. Dentro de los
miembros de la iglesia, el Señor ha repartido dones a través del Espíritu en
sus miembros y paralelamente hace llamados a estos para utilizarlos.
Todo
va muy bien cuando el don con el llamado van de la mano y se dedican al
servicio; pero esto implica una responsabilidad muy seria. Se necesita que
estos, estén acompañados de un genuino desempeño para Dios.
Dios
espera que estos llamados se dediquen a explotar los dones otorgados al
servicio de la iglesia; pero encontramos que muchos simplemente se sirven de ellos. Triste es ver como aquellos que un día tuvieron un llamado, caen en
pecado luego de carreras ministeriales “exitosas”.
Como
evangelistas podemos mover masas y llenar estadios; pero lo estamos haciendo
para la Gloria de Dios?. La elocuencia puede ser el protagonista y eventualmente
llevar unos cuantos a una decisión por Cristo; pero quién esta recibiendo el honor?.
Hay
que contemplar permanentemente a qué y por quién fuimos llamados, pues el
llamado y el don pueden volverse más importantes que aquel de los da. Dios
llamó a iletrados en el ministerio de Cristo y sus dones no fueron rebelados hasta
despues de su regreso al cielo; sin embargo hicieron bien la tarea por que
entendieron quién era el que los había llamado.
Esto
demuestra que por encima de todo, Dios usa vasos de barro para
propósitos especiales y que aquel que pierde de vista este principio, termina
siendo un asalariado que sólo satisface sus deseos egoístas.
PREGUNTA:
Tiene usted claro su don y su llamado?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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