“De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta
copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del
Señor” (1 Corintios 11:27)
Cuál
es el propósito de la adoración y la forma adecuada de hacerlo?. El asunto no
se remite a cantar o participar en alguna prédica; por el contrario abarca todo
lo que hacemos en nuestra vida. El día a día y cómo lo abordamos es lo que
realmente cuenta delante de Dios.
La
Biblia también habla de cantar, de acompañar con instrumentos como los címbalos, tambores y otros;
pero cómo está nuestro corazón?. Usted puede ir al templo, cantar, danzar,
saltar, dar palmas y eventualmente derramar su corazón en el servicio; pero
será que Dios acepta esto o está esperando algo diferente de su vida?.
El pueblo de Dios y menos los sacerdotes, se podían presentar delante de Èl
sin antes purificarse previamente, so pena de muerte. Limpiarse de toda clase
de pecado pendiente y presentarse limpio era muy importante.
Entonces repetimos
la pregunta: Será que luego de una semana de mundo, agresiones, rencores,
mentiras y otros pecados, el Señor va a aceptar apenas unos canticos ?.
Guardadas
las proporciones, seria como presentarse a una reunión con el gerente de su
empresa sin ducharse, barbado y con el vestido manchado. Si esto es con un
simple hombre finito; sin la omniciencia propia del Creador, cómo podremos
hacerlo con Dios y salir ilesos?.
De
la misma forma, como somos retados por la Palabra al momento de tomar la Santa
Cena; si lo hacemos para bendición o maldición, deberíamos pensar en si una
simple canción o un momento de emoción en la celebración, borra o cancela el
pecado no confeso.
Cómo
cantar para adorar a Dios sin antes perdonar, saludar al hermano de al lado o
al pobre de la esquina. Cómo hacerlo si antes no vivimos en Su voluntad y
siendo olor fragante para Él?. Cómo cantar algo que no vivimos, sin
recapacitar en lo que puede ser la respuesta de Dios?
PREGUNTA:
Y usted canta o vive?
REFLEXIONE Y DECIDA!
-
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!