jueves, 26 de junio de 2014

VERDADES BÁSICAS - SOSTENIMIENTO



“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.  Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas“(1 Corintios 16:1-2)
Algo que afecta al ser humano creyente o no es cuando se ve involucrado su bolsillo. De ahí lo polémico del tema que vamos a abordar hoy; pero si lo hacemos a la luz de la Biblia será más fácil entenderlo.

Cualquier empresa del mundo tiene sus costos fijos que hablan de salarios, servicios, renta y otros gastos operativos. Cuando hablamos del ministerio encargado por Dios a los hombres, debemos contemplar estos gastos de la misma forma No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;  ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento” (Mateo 10:9-10).

Es claro que una persona o equipo que dedica su vida y trabajo al servicio de Dios, necesita cubrir no sólo la operación del ministerio donde se reúne y crece la iglesia, sino los suyos propios. Desde la antigüedad, Dios siempre hizo una provisión para esto, luego en la ley y para la iglesia de hoy, Él habla de ofrenda “Jehová habló a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda” (Éxodo 25:1-2).

Frente a este aspecto promete una bendición o lo contrario para el que contribuye de corazón o no al sostenimiento de la obra “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto(Proverbios 3:9-10). No es que Dios necesite de sus hijos para hacerlo; pero les da una responsabilidad frente a tanta bendición que otorga en el día a día.

Otro aspecto tiene que ver con el corazón del creyente en su forma de dar. Dios que conoce los corazones, podrá determinar cuál es la intención que motiva la ofrenda. Interés o desprendimiento son las más claras muestras de un compromiso de gratitud con Dios.

En la iglesia primitiva todo se compartía, en la seguridad de que todo lo que se poseía era un préstamo de parte de Dios y no algo a que aferrarse como se hace hoy. Este es básicamente un asunto de madurez en el que Dios no interviene de forma directa, pues Él espera que parte de los frutos espirituales del creyente, sea su confianza en que Él es su fuente de provisión y no él mismo.

Obviamente se dan pobres testimonios de hombres y organizaciones que no reflejan este principio como muchos otros de los que enseña Dios; de ahí la importancia de que el creyente genuino pida la sabiduría de Dios, para establecerse en el lugar y con los lideres adecuados.
PREGUNTA: Qué tanto participa usted de la Obra de Dios?
REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!