“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se
recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mateo 17:6)
Todos
estos privilegios recibidos de parte de Dios implican una gran responsabilidad.
Hemos visto en estas pocas entregas anteriores, cómo Dios no escatimó a su
propio Hijo para entregarlo por nosotros. Si le pidiéramos a usted que
entregara su hijo por otro lo haría?
En este orden de ideas y a pesar de que esta
salvación es recibida como un regalo (por gracia), el Señor espera que nos
sumemos a Su familia como canales de bendición para otros.
Si
usted descubre una cura para el sida, la comparte o se la guarda?. De esta
manera, nosotros como hijos de Dios, debemos compartir a los que no conocen de
esta verdad que salvará sus almas. En Mateo 10:8, dice que debemos dar de
gracia lo que por gracia hemos recibido.
Cuando
entramos a la familia de Dios, somos considerados Sal y Luz. Como esperar que
la sal sea insípida o que la luz no alumbre?. Serían dos elementos inútiles y
dignos de ser arrojados a la basura. Cuando alguien se llama cristiano, debe
mostrar en su vida a Cristo y todos aquellos cambios que se han dado en su
vida.
Un
día estaremos en la presencia de Dios mismo y que le diremos sobre nuestro
comportamiento (testimonio) como creyentes?. Cuántos se salvaron o cuántos se
perdieron por lo que vieron en nosotros?. Muchos hoy tienen un mal concepto del
Evangelio por el pobre testimonio de unos pocos que no han dejado ver a Cristo
en sus vidas.
Cuando
un incrédulo ve algo de Cristo en nosotros se ve inclinado a preguntar porqué
somos diferentes y es la oportunidad de compartir el plan de salvación de Dios.
Los seguidores de Jesús, casi no pueden esperar a Pentecostés para salir a compartir
de todo aquellos que habían visto y oído en Él.
PREGUNTA:
Está usted cumpliendo con esta responsabilidad?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
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