“…considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se
acerca.” (Hebreos 10:24,25)
Cuando
llegamos al mundo, entramos a ser parte de una familia conformada por otros miembros.
Esto mismo ocurre cuando recibimos a Cristo en nuestras vidas, nacemos de nuevo
(Espiritualmente) “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” (Juan
3:7) y para el caso que nos ocupa, llegamos a ser parte de “La Iglesia”.
La
iglesia es el organismo compuesto por cada uno de los cristianos genuinos de
toda nación y lengua, y no un edificio de ladrillo y cemento como se le llama normalmente. Es un
organismo vivo y no el órgano estático y sin vida que se conoce. La iglesia
también es considerada como el cuerpo de Cristo.
Podemos
hablar de dos clases: La iglesia universal compuesta por personas de todo el
mundo y la iglesia local, en la que se congregan los creyentes de una zona en particular. Ambas desde su posición son muy importantes y con una
tarea específica en el encargo dejado por el señor Jesús “Y les dijo: Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”
(Marcos 16:15).
La
importancia de la iglesia, radica en que como miembros de una familia debemos interactuar
unos con otros; de lo contrario no podemos considerarnos familia. Como
pertenecer al cuerpo de Cristo, a la iglesia si nuestro tiempo lo dedicamos a
los incrédulos y las actividades propias del mundo?.
Desde luego
que no podemos encerrarnos en un entorno de creyentes, pues quién le hablará de
Cristo a los perdidos; pero sólo en la iglesia encontraremos compañerismo,
formación, consuelo, apoyo y otros comportamientos de familia que no hallaremos
en el mundo y con personas que hablan otro lenguaje espiritual diferente “Y perseveraban
en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42).
El tema central de nuestra vida con Cristo, es esa relación restaurada
y fluida con Dios en un proceso de santificación que nos llevará hasta el
último día de nuestra vida terrenal; pero en este, la iglesia juega un papel
más que importante: “Familia”
PREGUNTA: Se reúne usted con su familia?
REFLEXIONE Y DECIDA!
-
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
¡SI EN ALGO LE HA
ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!