martes, 20 de mayo de 2014

LA PUERTA



“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” (Juan 10:9)

A lo largo de la vida de una persona, son muchas las puertas que se cruzan; unas para entrar y otras para salir; pero todas conducen a algo o a algún lugar. Si se hace una retrospectiva de cuántas puertas hemos cruzado y a dónde nos han conducido, podemos determinar del algún modo, si hemos sido exitosos o no.


Estas puertas siempre son precedidas de una decisión y cruzarlas o no, pueden significar un futuro bueno o malo. Por esto es de vital importancia para el ser humano, entender el significado de Cristo como “La Puerta”.


El verso de hoy, nos muestra que Él es la puerta y que si no entramos por Él, tendrémos un futuro lejos de Dios. Esta es la puerta que determinará un cielo o un infierno en nuestra eternidad y de la manera como asumamos esta opción, encontraremos o no el propósito de la vida.


Es muy importante dimensionar su significado, pues hoy se nos ofrecen muchas puertas; pero todas dirigidas a la perdición. No hay que ir muy lejos para ver las que llevan a la drogadicción, la fornicación, el alcoholismo, el adulterio y otras, que no lucen mal en un principio y nos seducen como el éxito profesional o la riqueza; pero todas con un fin esclavitud.


Hay una gran diferencia entre la vida con Dios y la vida sin Él, y al contrario de las plantas o los animales, cuya función se limita a nacer, crecer, reproducirse y morir, el hombre tiene una vida más allá de la presente. El hombre no vino a este mundo para sufrir o triunfar, vino para reconocer y cruzar la Puerta que es Cristo.

PREGUNTA: Ya cruzó usted  “La Puerta”?

REFLEXIONE Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –



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