“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21)
Una
vez que se ha entiendo el futuro que espera al hombre en su condición de
pecado, se puede entrar, si es que realmente se ha dimensionado la gravedad del
problema, a analizar las posibles soluciones. Qué hacer para evitar el justo
castigo a estas acciones que describe la Biblia y que son parte de la vida de
hoy?
.
En
la mente del hombre, a lo sumo cabe la posibilidad de resarcir su falta con
obras. Una indemnización, La cárcel, la restitución, pedir disculpas o
simplemente hacer el bien al ofendido. Estas soluciones pueden sonar
suficientes, para el ofensor como para el ofendido.
Pero
el meollo del asunto, no esta en la práctica del pecado como tal y lo
explicamos en una reflexión anterior. Es la herencia recibida de Adán en su
desobediencia a Dios, que nos hace acreedores del castigo. No es el pecado como
forma de vida en el hombre de hoy el que debe solucionarse; sino esa ruptura,
producto de lo que hizo el primer hombre.
En
el Antiguo Testamento, el pueblo judío como parte de su ley, tenía incorporado
un sacrificio sustitutorio. Un macho cabrío sin defecto, un cordero sustituía
al ofensor. Era así como en primera instancia, se ofrecía un sacrificio por los
pecados de sacerdote y luego otro por el del pueblo. La sangre del cordero derramada,
proveía este perdón.
Ahora
hablemos de un sustituto para el pecado de los que no son judíos y no están
bajo la ley. Dios determinó que un hombre perfecto lo hiciera y su plan está en
Su Hijo hecho hombre. Perfectamente hombre y perfectamente Dios a la vez, este
es el Cordero que hace las veces del hombre que lo acepta, y con su sangre le
libra del pecado “en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”
(Efesios 1:7)
No
obstante esto no termina en la muerte de Cristo; sino que asegura el proceso
con su resurrección. Aquel que acepta a Cristo como su sacrificio, como su Salvador,
es levantado del castigo, de la muerte misma, como Él también lo fue. Esta es
la solución planteada por Dios en la Biblia, para dar por terminada esta
ruptura entre Él y el hombre.
PREGUNTA:
Había pensado usted en otra solución?
REFLEXIONE Y DECIDA!
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REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –
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