viernes, 18 de abril de 2014

RELACIÓN ROTA



“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado” (Salmo 32:1)
Cuando tenemos algún problema con alguien, la paz en nuestro corazón se ve rota. Existe un pendiente ahí que roba nuestro bienestar; pero también hay algo que nos impide ir  y solucionar.

No sólo se trata de pedir perdón, la Biblia nos invita no sólo a pedirlo cuando ofendemos; sino cuando somos los ofendidos. De no hacerlo se desarrollan raíces de amargura en el corazón, que tarde o temprano se van a reflejar en nuestro cuerpo.

Todas las enfermedades físicas tienen un origen espiritual; pero si esto se presenta en nuestras vidas por la falta de perdón con el prójimo, qué podemos esperar cuando no pedimos perdón a Dios. Es bueno recordar, que nacemos en pecado y en una relación rota con Él.

No es fácil pedir perdón y esto en razón del pecado que nos caracteriza; tanto el orgullo de ofensor, como la soberbia del ofendido; pero cuando sabemos que Dios es tardo para la ira y grande en misericordia, qué nos impide hacerlo?

Tal vez nuestro orgullo, ignorancia o miedo; no obstante la Palabra dice que sólo debemos acercarnos y Él en su infinita compasión nos recibe. El pecado que mora en nosotros, impide una relación fluida con Dios; pero hay un medio infalible a través del cual se puede restaurar. Este maravilloso medio está en una Persona y tiene un nombre: “Jesucristo”. Todo lo que hay que hacer, es aceptar nuestra necesidad de perdón y creer.

Si la falta de perdón con los hombres nos enferma, la falta de perdón con Dios nos condena.
PREGUNTA: Cuál de estos falta en su vida?

REFLEXIONE Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

¡SI EN ALGO LE HA ENRIQUECIDO ESTA REFLEXIÓN, NO OLVIDE COMPARTIRLA!