martes, 11 de marzo de 2014

RADICALES



“Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2)

A lo largo de la historia, la humanidad se ha debatido entre el bien y el mal, entre la santidad y el pecado. El hombre del común  se pregunta porqué? Es la falta de conocimiento sobre lo que dice Dios en la Biblia y sólo ésta le permitirá tomar una decisión clara sobre el tema.


En palabras sencillas, esto tiene su origen en la misma creación del mundo, cuando por la desobediencia del primer hombre creado, se manifestó el pecado que nos separa de Dios hasta hoy.


Suena a historia de niños, la mayoría de la sociedad occidental la ha escuchado y sin embargo no la acepta por su misma sencillez. Es por esto que Dios en la Biblia, nos pide recibir Su palabra como niños. Mientras el hombre de hoy se ocupa en asuntos supuestamente más complejos, está dejando de lado una simple verdad que transforma y salva.


Dios no espera que seamos doctos en ninguna materia para entenderle; sino que seamos sencillos de corazón. No obstante el orgullo del hombre, como parte de esta humanidad caída desde el principio, subestima una verdad que siempre ha estado ahí.


Días atrás veía un película bíblica para niños de las muchas que hay en la red, y me gozaba de esa sencillez que no puede llegar a los adultos; pero a los niños si. El adulto está tan contaminado y ocupado en sus proyectos de vida, que subestima lo simple de Dios.


Ojalá tuviéramos la inocencia de los niños, que solamente acepta lo que se les enseña sin cuestionarlo y se convierten en radicales de esa verdad. Lo asimilan como esponjas y se establecen en personitas, con la capacidad de defender y vivir lo aprendido con firmeza.


Que Dios nos permita recibir y enseñar con humildad, sencillez y sobre todo con vida, la verdad que puede salvar muchos de la perdición eterna.

PREGUNTA: Qué tan difícil hace usted esta verdad?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –

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