jueves, 13 de febrero de 2014

UNA DOSIS




“Y volviendo en sí, dijo !Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”
(Lucas 15:17-19)

La naturaleza caída del hombre en Adán, tiene su mejor evidencia en el comportamiento de un niño. No importa si tiene días o unos pocos años; no es necesario mostrarles  la rebeldía, el egoísmo o la mentira.  Facetas inherentes y en las que no hace falta enseñarles a decir: “esto es mío”. 


Los padres aunque con buena intención, los colman no sólo de lo necesario; sino de aquellas cosas que su voluntad caprichosa les permite pedir. No acaban de manifestar sus deseos, cuando ya se les provee.


Como resultado vemos aún en muchos jóvenes creyentes, que piensan que todo lo merecen y muy poco valoran las bendiciones de Dios o el esfuerzo de sus padres. Egocéntricos, egoístas y otros ego-términos, que en ocasiones es muy difícil de erradicar.


En la Biblia encontramos el claro ejemplo de un joven, que no sólo creyó que todo lo merecía, sino que fue y dilapidó cuanto exigió. Sería importante que los hijos de hoy, recibieran una “dosis de hijo pródigo” para enriquecer sus vidas.


Es lo mismo que Dios siente frente a nuestra respuesta diaria. Hijos que sólo saben pedir y pedir sin agradecer o valorar nada. El dicho “piden más que deme” no está lejos de la realidad.


La tarea nuestra, es corregir nuestra relación con Dios primeramente y no incurrir en la formación de esos pequeños monstruos, antes de que sea Dios mismo el que se encargue.

PREGUNTA: Cuántos monstruos tiene usted a cargo?


MEDITELO Y DECIDA!

- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


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