“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura
y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había
también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél,
lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del
rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció
que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió
también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos”
(Lucas 16:19-23)
Todos los días y en diferentes escenarios
vemos cómo el mundo sigue haciendo de las suyas. Encontramos a personas que
sobresalen en distintos estrados a nivel mundial en lo personal, profesional, empresarial y de
gobierno. Pero cómo llegan a estos logros y a qué precio?
No siempre lo hacen de la mejor manera y menos de
la más recta delante de Dios. Esto hace que a veces surja en los Creyentes, ciertos
cuestionamientos y hasta frustración cuando las cosas no salen “tan bien”. Importante es tener en cuenta, que por una lado Dios está formando nuestro carácter y por otro cuidar de no pecar al mirar la “prosperidad” del incrédulo.
Es aqui, cuando debemos afirmarnos en los
principios que el Señor nos ha entregado, ver que no todo lo que brilla es oro
y que nuestra tarea es hacer tesoros para la eternidad. Que a pesar de las
luchas diarias, tenemos un Dios que nos cuida, protege y provee en lo necesario. Que el éxito
del Cristiano no se mide por lo que se ve, sino por
lo establecido que encuentre en la palabra de Dios junto con los suyos.
Para estos hombres y
mujeres sin Dios, el mundo y sus placeres constituye el presente; pero que hay de la eternidad?. “No os hagáis tesoros en la tierra,
donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino
haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde
ladrones no minan ni hurtan” (Mateo
6:19-20). En
qué o en quien tienen cifrado su futuro?
Le animamos apreciado hermano, a que estas
personas y su bienestar temporal, no sean motivo de desanimo, sino que a la
luz de la Palabra, su caminar sea más firme y decidido en pos de las promesas de Dios. Tal vez produzcan titulares de prensa y admiración; pero nuestro deber es orar por que ellos un día conozcan de Cristo y en este orden de
ideas nuestro pensamiento sea: “Prefiero
a Lázaro”
PREGUNTA: Se ha sentido alguna vez así?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –