“¿Y quién es aquel que os podrá hacer
daño, si vosotros seguís el bien?”(1
Pedro 3:13)
Cuando
el comportamiento y respectivo testimonio de un Creyente está acorde a lo que
dice la palabra de Dios, nada ni nadie está en capacidad de condenarlo o
ponerlo en tela de juicio. Cierto es que el Satanás y sus hijos, siempre están
pendientes de señalar cualquier situación que pueda empañarlo, y esto en virtud
de la incapacidad del incrédulo para dejar el pecado.
La
Biblia dice que: “quién acusará a los hijos de Dios?”. Es muy valioso saber que
el juicio sólo vendrá de parte de Dios y no de los hombres, así como en nuestra
calidad de creyentes tampoco tenemos este atributo frente al prójimo: “pero tú, ¿quién
eres para que juzgues a otro?”(Santiago 4:12). En nuestro cambio
paulatino o radical de vida cuando llegamos a los pies de Cristo, la gente que
nos rodea se habrá de asombrar; pero unos lo entenderán como algo valioso que
vale la pena imitar y otros lo utilizarán para perseguirnos.
Perseguir
y condenar por algo que ya el mismo Dios ha perdonado y echado al fondo del mar.
No obstante aquellos de corazón duro e irreflexivo, lo emplearan para tratar de
hacer daño y desvirtuar la obra de Cristo. Obra que ha transformado a adictos,
asesinos, alcohólicos, homosexuales, adúlteros, mentirosos y otros, en hijos de
Dios transformados.
Lo
realmente interesante de todo esto, es tener la seguridad de que nuestro
compromiso como hijos de Dios, es con Él y no con hombres, ocupándonos de
depurar cada día nuestra forma de vida, hacia la santidad sin la cual nadie le
verá.
PREGUNTA:
Es su testimonio digno de condena de parte de Dios?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –