jueves, 25 de octubre de 2012

UNIDAD



“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo” (Colosenses 2:2)


El concepto de la unidad en el mundo, está tan desvirtuado que vemos que a pesar de estar bajo un mismo techo o iglesia no hay comunicación y menos comunión. Esposos, hijos o hermanos en la fe, que ignoramos ante su necesidad de compañía o ayuda, y todo esto obedece a la ausencia genuina de Dios en nuestras vidas.
Para analizar este aspecto revisemos sólo unos breves relatos que nos darán luz bíblica sobre la coinonía (hermandad) entre el pueblo de Dios:
- recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió…
- que los miembros todos se preocupen los unos por los otros…
- servíos por amor los unos a los otros…
- somos miembros los unos de los otros…
- alentaos los unos a los otros…
- exhortaos los unos a los otros cada día…
- sumisos unos a otros, revestíos de humildad…
Romanos, corintios, gálatas, efesios, tesalonicenses y otros libros resumen en cortas frases algo de lo que debemos hacer como hijos de Dios y esto incluye al núcleo familiar y al de creyentes. El mundo y sus rudimentos prevalecen hoy, dejando cada miembro a la deriva.
Esposos que solo conviven o hijos que soportan; pero esperando la hora de correr. Hermanos que aunque se congregan con nosotros, andan solos y sin una mano amiga. La soledad en compañía es el espacio adecuado para cualquier clase de pecado y esto es lo que se ve hoy casa e iglesia. Cada uno en su mundo aparte y lo peor, que es nadie hace algo por cambiarlo, ni el padre de familia ni el pastor.
Pensemos en los que nos rodean de cerca y si media alguna distancia; intercedamos, oremos, ayudemos, acompañemos, escuchemos, abracemos, extrañemos a los unos y a los otros. En Su tiempo y cuidado, Dios mismo nos llama a hacerlo; pues “Estar juntos no es siempre estar unidos”

PREGUNTA: Que tanto se ocupa usted de los suyos o del hermano en soledad?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –