“Y si alguno prevaleciere
contra uno, dos le resistirán; y cordón de
tres dobleces no se rompe
pronto”
(Eclesiastés 4:12)
La Biblia es muy clara cuando habla del
significado de un cordón de tres dobleces. Dios, esposo y esposa, cuando menciona
al matrimonio que pone su confianza en los principios bíblicos.
Sin embargo en esta oportunidad hemos
querido parafrasearlo y decir: “cuatro dobleces”. Esto en razón de la importancia
del aporte de otro u otros miembros de la familia en el sostenimiento y bienestar
de la misma. Hay ocasiones en las que el líder del hogar se ve agotado por los
problemas propios de su responsabilidad, no obstante aparece la ayuda y apoyo
incondicional de la esposa y los hijos.
Cuando Moisés salía a la batalla con los
ejércitos del Dios viviente, este debía sostener sus brazos en alto para ganar y
si los bajaba perdían. En este orden de ideas, los que estaban a su lado debían
sostenerlos en alto frente a su cansancio para obtener la victoria.
El
desanimo y cansancio es propio del hombre. Muchas veces nos sentimos como Elías,
cuando perseguido por Jezabel en su desespero, le pidió al Señor que le quitara
la vida: “él se fue por el
desierto un día de camino,………..y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová,
quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del
enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo:
Levántate, come” (1 Reyes 19:4,5).
Es
en estos momentos cuando la Palabra brinda una vez más la solución: “si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán”.
La esposa escucha, consuela y exhorta con principios bíblicos, mientras que el
o los hijos oran por él, además de contribuir en otras tareas.
Que
privilegio poder descansar, en que la Palabra de Dios se cumple y seguirá cumpliéndose
por la eternidad.
PREGUNTA: Está usted solo o junto a
sus dobleces?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN
REINA-VALERA 1.960 –