jueves, 29 de septiembre de 2011

LOS DONES


Alguna vez se ha sentado a pensar sobre el “don” que Dios le ha dado? “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” (Romanos 11:29) Dice el diccionario de la real academia española, que “don”, es una facultad natural o sobrenatural que tiene el cristiano, respecto a Dios, de quien lo recibe y este es dado para ejercer una función específica en la obra. La Palabra de Dios nos habla sobre el asunto y expresa la importancia de ponerlos al servicio de de Él y de quienes nos rodean “teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada,……..úsese conforme a la medida de la fe” (Romanos 12:6); pero antes que a la obra, a Él mismo. Este es un error en el que frecuentemente se incurre, y es el de poner en primer lugar el ministerio y no al “dueño” del ministerio. En poner nuestros ojos en el pastor o el liderazgo y no en Dios, y lo que espera de nosotros.
Pero, cualquiera que sea este don, debe ser dado por Dios en El Espíritu Santo “el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:11), no impuesto por hombres y menos por nosotros mismos. “Y dio dones a los hombres” (Efesios 4:8)
Hay variedad de dones, entre los que se cuentan el servicio, el evangelismo, la alabanza, la oración, la enseñanza, el pastoreo y otros; pero todos con el propósito de servir a la iglesia  “anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia” (1 Corintios 14:12) y nunca para servirnos de ellos.
Debe tenerse mucho cuidado en no pretender desempeñarnos en aquellos que quisiéramos, sino en el que se nos necesita  “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo” (1 Corintios 12:4)
Los dones que más seducen en la carne, son aquellos en los que se puede figurar. El hombre en el mundo, tiende a buscar reconocimiento y en los ministerios también se presenta esta falencia. Son los más vulnerables a los ataques de nuestra propia concupiscencia y del enemigo.
Para Dios es tan importante el predicador o el evangelista, como el que barre el templo, el que limpia las sillas o abre la puerta. Las labores más humildes, son aquellas en las que se muestra la gloria de Dios “Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas” (Deuteronomio 10:17)
Recordemos al señor Jesucristo cuando dijo “el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos” (Marcos 10:44)

PREGUNTA: Si usted está sirviendo, estará en el lugar adecuado? Quién lo puso allí?
MEDITELO Y DECIDA!
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960