martes, 27 de septiembre de 2011

EL CORAZÓN


La Biblia exhorta repetidamente a ser muy cuidadosos con nuestro corazón. Se nos anima a actuar proactivamente en el cuidado del mismo, sabiendo que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45) Es importante tener clara la diferencia entre lo que se piensa, se habla, se hace y lo que realmente hay en el corazón.
Cuál es la verdadera motivación en cada una de nuestras acciones en el diario vivir? Bien sabemos cómo es el corazón: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9) Esto nos dice que ni siquiera nosotros mismos sabemos lo que hay al interior nuestro. Se puede estar hablando de un tema específico y el corazón maquinado algo muy diferente. Se puede mirar a una mujer con ojos de aparente santidad; pero adulterando en el corazón. Se puede estar haciendo algo con aparente buena voluntad; pero renegando en el corazón.
La enseñanza es clara y nos compete a todos. Tenemos un ejemplo “se levantó David de su lecho y se paseaba…..….; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando” (2 Samuel 11:2) El corazón de David deseó a esta mujer y entró en una serie de pecados que le costaron muy caro.
Es el corazón un ente independiente de nuestra voluntad y sólo Dios sabe lo que hay realmente en este “…mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación” (Lucas 16:15)  De ahí la importancia de depender en el segundo a segundo de Dios y guardarnos de muchas cosas de apariencia agradable al mundo; pero rechazadas por Él.
Pablo en Romanos habla claro del asunto y cómo el pecado tiende a gobernarnos aún en contra de nuestra voluntad “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Romanos 7:19).
En este orden de ideas, nuestra posición en este asunto, debe ser siempre la de alimentar  nuestra vida espiritual con la Palabra. No debemos subestimar la acción de la palabra de Dios en nuestra vida. La Palabra escrita, es la única que tiene el poder de transformar nuestros pensamientos, palabras, y por consiguiente nuestras acciones; y si vamos a estar permanentemente expuestos al mundo, nuestro resultado será mundo “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” (Santiago 4:4)
Nuestra relación con Dios es inversamente proporcional a la que tenemos con el mundo y si nos acercamos más a Dios, no debería extrañarnos el rechazo del mundo hacia nosotros “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Juan 15:18)
Hoy el reto es, examinar cuál es realmente nuestra motivación para lo que hacemos en nuestra vida. Llámese vida personal, familiar, laboral en lo secular o ministerial. Si nuestro corazón no va de acuerdo con Dios primeramente y con lo que mostramos a los que nos rodean, no pasaremos de ser unos hipócritas religiosos.
PREGUNTA: Hay coherencia entre lo que hay en su corazón y lo que ven los demás en su vida?
MEDITELO Y DECIDA!
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960