martes, 30 de agosto de 2011

CÓMO SOMOS?


La concepción del hombre por parte de Dios no tenía otra idea diferente a la de la santidad. No podía ser de otra forma, ya que el mismo Señor se describe en la Biblia como más que Santo. “…Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir” (Apocalipsis 4:8); pero luego de la caída del hombre en la persona de Adán, su condición original quedó claramente distorsionada.
El individuo común y sin conocimiento de la Palabra de Dios, piensa que por el hecho de no haber matado o robado físicamente es “bueno”. Una opinión bastante pretenciosa y lejana de la realidad bíblica. El día de hoy, presenta el pecado de una forma tan natural en la vida del hombre como respirar o comer. Hemos disfrazado estas actitudes rechazadas por Dios en la vida personal y en la sociedad, al punto que legislamos para cubrirlas de legalidad.
Legalidad delante de los hombres; pero nunca delante de Dios. Vemos hombres instrumentos del mal, que proponen leyes siempre tendientes a proteger lo malo disfrazado de bueno.
De ahí la enorme importancia que implica disponer nuestros corazones para escuchar la verdad de Dios expuesta en la Palabra “Bienaventurado el hombre que me escucha” (Proverbios 8:34).
La idea planteada hoy, es que “no somos buenos para considerarnos salvos; sino exactamente lo opuesto: debemos buscar ser salvos primero, para ser buenos”.
El equivocado concepto de que haciendo cosas “buenas”, vamos a estar con Dios, es algo que a simple vista parece lo indicado; pero “el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo” (Gálatas 2:16)
Cuando alguien se dedica a cumplir preceptos e ideas de hombres, no importando la actividad que desarrolle, esta práctica lo convierte en un religioso.
Puede ser un religioso, cuando realiza una rutina de ejercicio en el gimnasio de manera repetitiva o con cierta rutina habitual en la oficina. Con frecuencia se escucha decir: “Yo voy a dormir todos los días religiosamente a las nueve”
Esta clase de religiosidad, no está lejos de la que se ejercita en lo que tiene que ver con Dios en todas las líneas doctrinales.
En este orden de ideas, lo indicado bíblicamente hablando, es buscar salir de la religiosidad y la tradición; pero esto no se va a lograr si no nos vemos confrontados primeramente con la Palabra de Dios.
Hay terrenos diferentes en los que caerá esta semilla: tierra fértil, tierra seca, pedregales y otros “He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;  pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 13:3-9) Depende de nosotros la forma como recibamos la verdad de Dios.
La Palabra dice claramente del Señor Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6)
No hay que escribir mucho sobre el tema para que esto pueda ser entendido, simplemente disponga su corazón y busque ser lo que Dios espera de usted “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1Pedro 1:16)


PREGUNTA: Qué clase de terreno hay en su corazón?

MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –