jueves, 1 de septiembre de 2011

SALVOS?


Esta es una pregunta que deberíamos hacernos, todos aquellos que decimos haber recibido a Cristo como nuestro Señor y Salvador. Esto en razón de evaluar si nuestro comportamiento se ajusta realmente a los parámetros bíblicos para un creyente “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)
Es muy triste ver como entre personas que se llaman “Creyentes”, que deberían mostrar transformación en sus vidas, existen envidias, rivalidades, ingratitud, orgullo, traición, celos, hipocresía, rencor, mentiras, chismes, discriminación, juzgamiento, ataques verbales y hasta físicos. Cosas claramente rechazadas por Dios.
Qué diferencia hay entre lo descrito anteriormente y este relato bíblico? “habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:2-5)
Ninguna y será que este es el tipo de vida que Dios quiere para los que ha adoptado como hijos?
Lo peor de todo esto, es que cuando se les confronta con su pecado, se convierten en enemigos de aquellos que los invitaron por mandato bíblico al orden “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano” (Mateo 28:15) Algunos llamados líderes, convierten el púlpito en el sitio desde donde hacen sus ataques al que los confronta y hasta utilizan la Palabra sacada de contexto para justificarse, o en últimas y con un gesto de prepotencia le dicen: “hermano, si no le gusta así, ahí está la puerta”. Otros de menos rango, le hacen la vida imposible, impidiendo así toda opción de servicio en la obra y por último, si es un “hermano o hermana”, en el mejor de los casos le quita el saludo.
Será que usted no ha visto o sentido esto en su congregación? “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así” (Santiago 3:10)
Algo muy grave pasa  al interior de la iglesia; pero esto será tema de otra reflexión!
Muchas veces y aunque esta no es la idea de Dios para los llamados “hermanos en la fe”, con tristeza pensamos que es posible tener mejores y más leales amigos en el mundo que en la iglesia. El incrédulo no se ocupa de juzgar, pues su condición y convicción al saberse pecador no se lo permite, mientras que los creyentes nos hacemos algo más que el mismo Dios para hacerlo “¿dónde están los que te acusaban?.......... Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8: 10,11)
Lo cierto es que la Biblia también dice que “Por sus frutos los conoceréis……todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos” (Mateo 7:16,17) Ay de aquellos que abusan de la sagrada responsabilidad del liderazgo “…no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (Santiago 3:1)
Pero queriendo ser también fieles a la Palabra en lo que toca al comentario sobre otros,  “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros” (Santiago 4:11), la invitación a los Creyentes es, a hacernos un exiguo examen sobre nuestra conducta de cara a la Biblia, pues la misma nos advierte por una parte, que nos guardemos de aquellos “que vienen a nosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15); y nos invita a entregárselos al Él, perdonando su condición y a marginarnos del asunto: “a éstos evita” (2 Timoteo 3:5)
PREGUNTA: Estaremos cumpliendo en algo los requerimientos bíblicos de los salvos?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –