martes, 5 de julio de 2011

NUESTRA CONDICIÓN


La semana anterior hablamos de un tema sobre el cual hay mucha tela que cortar. Podríamos pasar horas y horas disertando de diversas maneras de lo que dice la Biblia sobre nuestra condición de hombres y lo más importante, nuestra condición delante de Dios. Hablamos de la indigencia espiritual.
Por cualquier parte que toquemos el tema en la Biblia, esta nos habla de nuestro nacimiento en un cuerpo de muerte “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre” (1 Corintios 15:21) Nos habla de estar muertos espiritualmente “aun estando nosotros muertos en pecados” (Efesios 2:5) De ser esclavos del pecado “sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte” (Romanos 6:16) Nos habla de estar condenados “los que aborrecen al justo serán condenados” (Salmo 34:21) Y muchas otras definiciones que muestran claramente nuestra condición.
Hay un sin fin de formas de mostrarnos la gran necesidad que tenemos de Dios en nuestras vidas. De la gran brecha que nos separa de Él y lo imperativo de asumir nuestra responsabilidad por la condición que nos es inherente “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23) Nada nos exime de nuestra responsabilidad.
Nada puede excluirnos de la muerte eterna, salvo la cruz y resurrección del señor Jesucristo “Si somos muertos con él, también viviremos con él” (2 Timoteo 2:11)  Esta es la única verdad que debería primar en nuestras vidas e interesarnos en el día a día. Obviamente el tema no para sólo ahí, también pesa de manera importante el aceptar nuestra condición, el arrepentirnos y el apartarnos de esta, para que la posterior condición, sea desarrollada de la mano del Espíritu Santo por su misericordia “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13)
Hoy sólo hay una cariñosa; pero apremiante invitación: “Reciba al Señor, como la única opción válida y definitiva en su vida de ahora y por la eternidad” “cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna” (Marcos 19:29)
PREGUNTA: Tiene alguna otra prioridad en su vida?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –